(Orihuela, diciembre 1934)

Querido Federico amigo:

Ya estoy en mi huerto escribiéndote con una paz de aceite derramado. Quiero que me digas lo más en seguida que puedas cómo va mi asunto. Interésate con toda tu buena voluntad por él, por mí. Ya sabes que espero lo que resulte con un ansia de perro hambrón. Les he dicho a mis padres que no pasen penas por nada del mundo: que pronto estará resuelto el problema trágico de nuestra existencia. Apenas he llegado y ya ha dicho mi madre que se ha muerto la mejor cabra de nuestro ganado: el perfil de cabra mejor recortado.
Nos ha hecho las Pascuas: que se ha caído una gallina, la de más overa, al pozo, agua quieta en un punto; que todo son penas…
Si sacas alguna copia de «El torero más valiente» fíjate bien en que se ha de poner Birlador donde decía Bergamín, y Carmela donde Gabriela.
Escríbeme; no te distraigas, por lo que más quieras, amigo mío. Recibirás mañana creo El Gallo Crisis.
Recibe ahora un abrazo afectivo de mí, tu admirador.

Miguel Hernández.

No precisas dirección, pero manda a Arriba 73 Orihuela (Alicante)

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.