Querido Cossío:

De paso junto a mi mujer, le escribo para decirle que haga el favor de decir a Juvencio que mande a Cox los comestibles que tiene en su poder. Sería mejor que los trajera él mismo cuando viniera a Valencia o Alicante, pasándose por aquí y dejándoselos a mi mujer. O puede hacer otra cosa: dárselos a Vicente o a usted, y los envían cuando sea posible.
No deje de hacer la gestión, cuanto antes si puede. He recordado mucho nuestra última conversación. Recuerdos y abrazos para todos los amigos. Y para usted el de siempre

Manuel.

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.