(Madrid, 31 julio 1935)

Sr. D. José María de Cossío.
Santander.

Admirado amigo mío:

El viernes pasado he recibido su carta, y hoy, último de mes, le contesto: acabo de recibir una carta de mi casa en la que me pide mi madre que vaya a verla, aunque sea sin un céntimo, y esta noche, aprovechando la baja de precio en la línea de ferrocarriles de mi provincia, salgo para Orihuela. Perdóneme por tanto, amigo admirable mío, que deje de copiar esas cosas que me indica: en cuanto  esté de vuelta prometo copiárselas en unos instantes. Ayer he acabado el material que me dejó indicado, salvo las dos últimas cosas que me señaló por si acaso no me iba. Ayer he sudado tinta sobre la máquina, porque lo que copiaba estaba escrito casi todo en latín: no sé si lo que me ha resultado a mí es latín o es ensalada. En fin, ya lo verá usted y sabrá perdonar todas las erratas que tenga, comprendiendo que estoy tan distante de la lengua de misa como de la china.
Ahí va otro soneto taurino: el ambiente carnudo en que vivo, me hace cantar tauromáquicamente a todas horas.
Que las lecciones en la U.I. (¿qué es eso?) le sean leves. Y que si necesita algo para la Enciclopedia de un lugar cercano al que voy, me lo diga escribiéndome a: Arriba, 73, Orihuela; o si quiere a mi nombre y mi pueblo solamente, pues no son precisas las señas para que cumpla su misión la carta que me envíe.
Le abraza cordialmente y le recuerda cada día,

Miguel.

Hasta setiembre: adiós.

Tengo cobrada esta semana en que me marcho: haga usted por advertir discretamente a Espasa de mis vacaciones. Gracias, gracias.

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.