(Madrid, 29 abril 1936)

Amigo Guerrero:

Desde el sábado me encuentro en Madrid. El lunes por la tarde he visto a nuestro
maravilloso poeta Juan Ramón media hora. Hoy estoy escribiéndote y lo hago
interesadamente. He pasado quince días en Orihuela, donde fui a buscar novia, descanso
y familia: encontré mucha pena en mi casa y en mi amor. Luego, el recuerdo de Sijé,
y sus paredes desesperados, y su novia más, a mi alrededor. No he tenido tiempo
para sentirme en la primavera estruendosa y deslumbrante de nuestra Orihuela ni de
decirte nada de homenajes. Se piensa hacer varios a nuestro muerto para fines de mayo
27, fecha de la muerte de Miró, o a mediados de junio. Yo no sé cómo poder editar
en Madrid el ensayo del romanticismo para entonces. Benjamín no lo puede hacer.
Veremos.
Mira, Juan; se me ha ido la novia a Elda, donde han trasladado a su padre guardia
civil. Estoy en un estado de ánimo desesperado. No me da ninguna gana seguir en
Madrid y en mi oficina y sí mucho decaimiento. No me va a poder ser posible continuar
haciendo biografías taurinas por más tiempo. No me puedo quejar de quien me da este
trabajo, Cossío, pero no puedo soportar más estar días encerrado entre cuatro paredes y
agotando mi mano y mi cabeza en cosas que no quiero. Si te es fácil, y no creo que te lo

sea, búscame un trabajo en Alicante. Estaré más cerca de mi novia, podré ir a verla cada
domingo al menos. No puedo llevar esta vida de soledad y asuntos literarios cada vez
más mezquinos y tristes. Me voy a convertir en una pantera más. Búscame un trabajo
cualquiera, aunque preferiría uno que se asemejara al que hice antes de partir. Te lo pido
con todo el corazón. Necesito salir de aquí y acercarme a nuestra tierra cuanto antes.
Tengo allí tantas cosas que me llaman y voy por aquí tan amargamente.

Te abraza siempre

MIGUEL

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.