Queridos padres y hermanos:

Me despido de vosotros desde tan lejos hasta pronto. Aún siento la mala despedida que os hice, pero me perdonaréis por las circunstancias. Madre: ahí te mando a Jesús del Gran Poder, para, si es tan grande, que te restablezca en tu salud y en la de Justino y Mari Lola. Abrazos.

Miguel.

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.