Alcázar de S. Juan, 17 mayo de 1932.

Querido hermano Sijé:

¿No te han dicho que me han detenido el sábado en el tren? ¿No has recibido el telegrama que te he mandado desde la cárcel? ¿Por qué me ha sucedido esto habiéndome tú mandado cuarenta y una pesetas para el billete? Perdóname… perdóname… ¡Soy un necio!… ¡Un grandísimo necio!… Verás: el viernes por la tarde recibo lo que me mandaste; viene Vera a la Academia, y yo, alegre porque iba a partir, le digo: ¡Mañana me marcho a Orihuela! Y entonces él -¡maldición mil veces!- me dice que tiene un billete de caridad; me lo da, y yo lo tomo pensando en devolverle las pesetas sobrantes… (¡Ah! Se me olvidaba decirte que el billete iba a nombre de Alfredo Serna.) Voy a casa de Pescador el sábado; le pido su cédula: y llega la noche y salgo de Madrid… y en seguida me detienen… Me dicen que soy un estafador; que suplanto la personalidad de otro; me escarban todos los bolsillos; me insultan y avergüenzan cien veces, y cuando llega el tren a Alcázar de San Juan, me hacen descender del tren y entrar en la cárcel escoltado, no por dos importantes guardias civiles, por dos ridículos serenos, viejos y socarrones… No te cuento ahora lo que he pasado, desde las dos de la mañana del domingo hasta las cuatro de la tarde del lunes, en la cárcel. Por fin he salido… Esta pasada noche he dormido en casa de este papel. Necesito en seguida las setenta pesetas que te pedía en mi telefonema que supongo has recibido. No me quedan más que unas pesetas para comer y dormir hoy martes. Envíamelas telegráficamente para poder salir mañana noche miércoles para Orihuela. Si no están aquí antes de las nueve, que es la hora que cierra Telégrafos, me moriré de hambre y de sueño por las calles de Alcázar. Si mi familia no sabe nada no le digas nada. Si sbe, dile que has recibido carta mí y me hallo perfectamente. Manda a esta dirección: Santo Domingo, es la de la cárcel… pero no puede ser otra. Abrázame. Perdóname, hermano.

MIGUEL.

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.