(Madrid, 12 diciembre 1931)

Hermano, hermano: ¡Qué alergría he sentido al leer tu alentadora carta, al ver que me llamas hermano! Hermano somos, sí… en todo: Me pasa lo que a ti; en todas partes oigo el eco de esa tu voz… que tu recuerdo… y unas horas antes… me encuentro, ¿con quién dirás? y pasó que me pidió los versos que había compuesto… de ambas cosas…, habló de los literatos de Orihuela y yo le hablé de ti tan sólo… Te recordó. Ha leído tu trabajo de El sol, y me dijo que le habían enviado una carta pidiéndole ayuda para la realización del busto a nuestro Maestro Gabriel Miró y él contestaba en su Gaceta. Me mostró la contestación y me dio el número en el cual viene. Ahí te lo envío recortada por si no los has leído. Me ha prometido «sacarme a flote». Tal vez en este próximo número incluya una foto mía con mis trabajos. He roto casi todos los que leíste. El que más le ha gustado ha sido uno que tú conoces y cuyo título es «Romance del Pastor». Yo, como siempre, nunca satisfecho de nada de lo que hago. Siempre siento en mí un ansia de superación… ¿Cuándo daré con mi forma? Es mucha mi manía por hallarla. No lo hago por eso. Procuro que lo que diga sea mío nada más. Algún día será que quede libre de extrañas influencias.

Ya sé que me lo achacas; gracias por tus elogios a mi yo poeta y a mi ego.

Tienes un agudo sentido crítico… Sabes que he compuesto versos siguiendo… a Miró y de los demás poetas… radioscopia…

«…recuerdas de mí… no viste las dos lágrimas» de mis ojos a nuestro valle, … quedando en la ventana (la del… veía que se me escapaba. Mira, hermano, busca mis dos lágrimas…

Mira, hermano, en nuestro valle,

se me perdieron dos lágrimas,

las más grandes que tenía…!

Y yo no puedo buscarlas.

Mira, hermano, corre al valle

y búscalas en las granas…

No vayas a confundirlas

con el mijo de la escarcha…

¡Mis lágrimas son más puras

y amargas que las del alba!

Tal vez por ser muy espesas

se han convertido en luciérnagas

a estrellitas se metieron

tal vez por ser muy ingrávidas.

Búscalas de todos modos…

Y cuánto sol veo en mis…

Mi única ilusión sería… ganar mucho, mucho dinero… el… para volver a Oleza y a la orilla… del Segura estarme cantando hasta morir!

Bueno, basta ya. Dale un abrazo de mi parte a Pescador y recibe tú otro con los brazos y el alma.

12-12-31.
Miguel.

Publicado en Miguel Hernández, Epistolario, Madrid, Alianza, 1986.