Excemo. Sr. Presidente de la República Oriental del Uruguay 
Dr. Julio María Sanguinetti

Señor Presidente:


A lo largo de mi vida, he podido acompañar en diversas ocasiones las demostraciones de integridad y firmeza de personas que enfrentaban circunstancias graves. Pocas veces, sin embargo, he conocido acontecimientos de intensidad comparable a la historia que vive, desde hace casi veinticuatro años, el poeta argentino Juan Gelman. 
Estoy acompañando la lucha de Gelman por conocer el paradero del niño o niña que nació después del secuestro de su hijo Marcelo Ariel, asesinado por la dictadura militar argentina, y de su compañera, María Claudia. Imagino el esfuerzo y la energía que entregó el poeta para reconstruir el calvario de María Claudia, llevada clandestinamente desde Buenos Aires a un calabozo en Montevideo, de donde fue conducida al Hospital Militar para dar a luz un niño o una niña de quien se ha perdido el rumbo. En su peregrinación, Juan Gelman identificó a varios involucrados en esta historia: militares todos, y todos uruguayos. En la carta que él le envió a usted, Señor Presidente, están los nombres. Él le pidió ayuda y le pidió lo más elemental: justicia.
Poco tiempo falta para que usted culmine su segundo período presidencial. Pero ese poco tiempo alcanza para que usted pueda ordenar una definitiva, amplia y radical investigación de este caso. 
Ésa sería la mejor manera de preservar la imagen de su país; la imagen de un Uruguay democrático y respetuoso de los derechos humanos. 
Está en sus manos, Señor Presidente, garantizar una investigación seria, honesta y responsable. Después de haber realizado, según sus propias palabras, una «investigación discreta» en 1999, usted ha dispuesto que la justicia militar interrogue a seis de los militares que de alguna manera han participado en la detención ilegal en el Uruguay, y en la desaparición, de la nuera de Juan Gelman y de la criatura nacida en cautiverio. 
Quiero creer, sinceramente, que usted empeñará su palabra, su integridad y su propia biografía moral para que se realice una investigación justa, seria e imparcial, que no sirva de subterfugio para enmascarar a los participantes de esta historia de barbarie. 
En su carácter de Presidente de la República, usted es la más alta autoridad del Uruguay. Usted es el comandante supremo de las fuerzas armadas: esta prerrogativa constitucional forma parte del cargo para el cual usted ha sido electo dos veces. Y forma parte, también, de su biografía. 
Siendo así, Señor Presidente, sólo cabe a la opinión pública esperar que muestre usted la firme determinación de realizar todos los esfuerzos legales para que se encuentre el paradero de la nieta o nieto de Juan Gelman. Y a usted sólo le cabe honrar el cargo al que fue elevado por la voluntad popular de los uruguayos. 
Tengo la certeza de que sabrá usted actuar con la grandeza de un hombre íntegro. El poeta, a pesar de su inconmensurable sufrimiento, tal vez pueda aguardar un poco más hasta encontrar a su nieta o nieto. Usted, como Presidente de la República , tiene un plazo mucho menor: tiene exactamente los días que lo separan de la entrega -sin mácula- del cargo a su sucesor. 
No le deseo suerte en esta empresa, Señor Presidente, porque no es suerte lo que necesita. Lo que usted sólo necesita es la capacidad de decidir. Y seguramente usted sabrá demostrar esa capacidad, actuando con la responsabilidad y la honradez que se espera de un mandatario que se hace respetar. 
Respetuosamente


Oscar Niemeyer

Publicado en el diario La República , Montevideo, el 17 de febrero de 2000