Rosario nov. 20 de 1861 

Mi querido Dominguito

Acaso no me alcancen las cartas que espero por el Dolorcitas.

Parte esta tarde el 1° cuerpo de ejército para Cordova, bajo los mejores auspicios, pues aquella ciudad nos pertenece. Olascoaga ha hecho una revolución. Cuento con hacer mucho a favor de los pueblos.

Escribiré el diario de la campaña, que tememos que sea penosa por el calor y la sed ya que enemigos no encontraremos hasta habérnosla con Juan Saa.

Lleno de confianza en tus buenos propósitos, según me lo anuncias en tu carta, llevo el corazón aliviado de un gran peso. Nunca menos ahora hubiera querido estar lejos de ti. La época que atraviesas es un mal trozo de camino en la vida. Por darse mucha prisa para ser persona o parecer hombre, los jóvenes de tu edad se pierden, arruinando su salud y su bolsillo y disipando el tiempo. Son plantas que se florecen en el almácigo sin dar nunca fruto, o se marchitan e inutilizan por exceso de vida.

Cuídate de caer en tales extravíos. Vivimos una época en que es preciso ser hombres desde la infancia, por el estudio de su tiempo y la preparación para mejores días. Tu amigo Alsina es un modelo de tino. A Francisco no le daña la campaña porque cortando piernas avanza en su carrera. Bernardo está conmigo. Fuensalida me acompaña.

Escríbeme bajo cubierta del Gral Mitre.

Te manda su bendición tu padre

Sarmiento