Estados Unidos, Paramount Pictures, 1945

Las cartas que envía Roger a su amada desde el frente no son escritas por él, sino por otro recluta, su amigo y compañero Allen. En realidad, ¿de qué están enamorados uno, Roger, y otra, la bella Victoria? Roger de la idea de una mujer que está en el sosiego inglés, y no como él, en la furiosa cara de la guerra; y ella, de la idea de hombre que se derrocha en sus cartas, que no son suyas aunque él las firme, de sus palabras, de sus trazos. 
En la tradición de Cyrano de Bergerac, Allen es el romántico amanuense del rudo Roger. Y cuando cada uno vuelve del frente por distintos motivos, Roger y Victoria se casan y ocurre una desgracia; Allen, por su parte, es sometido por la melancolía de esa que fue suya solo por cartas y con un amor prestado. Pero no es ahí donde se centra la tensión de la historia, sino en cuál pudo haber sido la causa de esa desgracia (¿las cartas falsas?) y el amor que tiene el autor real (Allen) por su destinataria (Victoria), la esposa de su amigo (Roger), el que le confió la pluma de la seducción. El caso es que sí se encuentran cara a cara, pero ella, Victoria, ya no recuerda nada de nada, ni siquiera las cartas falsas de Roger, porque un confuso episodio le hizo perder la memoria; y él no la recuerda porque nunca había conocido a Victoria, su amor verdadero. 
La carta falsa es un tópico de la literatura y de la vida. En esta clásica película hollywoodense de eras doradas, vuelve de lo más oronda y se manifiesta a sus anchas. ¡Ojalá que la bella Victoria y el romántico Allen terminen con el beso de amor final!


Título original: Love Letters 
Dirección: William Dieterle
Guión: Ayn Rand
Fotografía: Lee Garmes
Música: Victor Young
Intérpretes: Jennifer JonesJoseph CottenAnn RichardCecil KellawayGladys CooperAnita LouiseRobert Sully
Origen: Estados Unidos (1945) 
Duración: 101 minutos

Categorías: Películas