Buenos Aires, Alfaguara, 2004


Érase una vez una plaza, en un pueblo pequeño, donde se encontraban unos señores escribidores. Escribidor es una persona que escribe lo que otros le dictan. Ahí fue un día Pepe, un niño pequeño que, por no ir a la escuela, no sabía ni escribir ni leer. Y fue allí porque su abuelo José, un jardinero viejo y gruñón, se enfadó con Pepe y Pepe con él. De aquí surge la parte más importante de la historia que cuenta De carta en carta, de la brasileña Ana María Machado: el escribidor, de modo propio, decide cambiar el dictado de Pepe y plasma cariño en donde había nacido enojo. El resto habrá que leerlo, aunque vale hacer hincapié en el hecho de que la carta, en este breve libro para niños, una vez más, muestra uno de sus costados más problemáticos: la posibilidad de la mentira. En este caso, piadosa, pero mentira al fin.

-Toma, es una carta para ti.
El señor José la metió en el bolsillo sin leer y se fue al jardín a trabajar. Después de almorzar, se tomó un descanso, fue caminando hasta la plaza y le entregó el sobre al señor Miguel:
-Por favor, he recibido esta carta, pero no sé leer. Me gustaría que me la leyera y que luego me ayude a responder.

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