Marzo 15 de 1933

Queridísima Bochita:

Anoche, cuando me enteré que Roque había hablado con Chiche, lamente enormemente no haber estado en casa, para conversar con mi almita. 

Precisamente, el pobrecito (¿?), estaba a esas horas, sacando muelitas en la Asistencia Pública, afilandose, para el exámen del lunes. 

Como debes recordar, ese día comienzo a rendir y recién el viernes, sabré el resultado de la prueba, día que, indudablemente, Dios querrá, podré darte telefónicamente la gran noticia. 

Me supongo querida, que aunque habrás estado esperando que yo te hiciera llamar, pero como ya lo dejo aclarado, las circunstancias me impidieron tener la dicha de oírte.

Hubiera sido realmente lindo escucharte y decirte personalmente que te adoro mucho, que estoy deseando verte. 

Supe por Roque que han decidido venir recién el 31, no haciendo el 27 por razones que no logró escucharle a la Chiche. Te imaginaras mi almita preciosa lo que me hubiera gustado que regresaras 4 días antes. Eran 4 días más que te veo y unas cuantas horas lindas hubiéramos pasado juntitos. 

El 27 hubieran llegado a las 2 de la tarde, mientras que el 31, será recién 21 30. Pero paciencia, el hecho primordial es tenerte a mi lado en fecha fija ¿No te parece Bochita? 

¡Colita querida, que lindo va a ser verte de nuevo!

¡Estoy materialmente sediento de deseos de mirarte y de oírte! Estar con vos es divino mi Bichita linda, es lo mejor del mundo para mí. Cualquier cosa soporto y me resigno cristianamente, no siendo lo (¿?) a estar separado de mi novicia querida. 

Adorándote así, es imposible acostumbrarse a estar lejos y a conformarse con las noticias del correo.

Las cartas, en ello tengo experiencia reciente, dan muchas veces impresiones que distan mucho de reales, sobre todo en las expresiones de ternura y entusiasmo en las que es imposible transmitir el calor de la palabra hablada. 

Yo te adoro con mi alma y te extraño lo indecible, sin embargo, estoy seguro, que logro mas mi objeto diciéndote a veces que escribiéndole mil veces.

Las palabras y más aun las escritas son frías de por sí y es por eso, mi alma queridísima que me disgusta el pensar que vos no les vas a dar el valor que ellas mismas tienen cuando las digo junto a vos. 

He ahí, que muchas veces, has sido malucha con su (¿?) que te adora y venera porque es realmente veneración por la noviecita ideal lo que yo siento. 

Te adoro hasta venerarte mi querida y estoy loco de contento lo que pronto te veré. 

¡Como me gustaría que vos vieras a estas cosas que te digo, el mismo incalculable valor que yo les doy al escribirlas porque pongo mi alma y mi cariño al contártelas!

¿No ves todo lo que yo te adoro? Sos mi encanto y como todo encanto, me tienes lleno de maravillosas ilusiones y alegría. 

Por nada del mundo te cambiaré jamás. Sos la única mujercita que yo adoré y adoraré siempre con todas mis fuerzas y con toda mi alma. 

Estoy entusiasmadisimo al tenerte por novia y seguiré entusiasmado al saberte mi esposa. 

Yo no concibo adorar por tiempo fijo. Lo que yo te adoro será para toda la vida y toda la vida será poca para demostrarte el inmenso cariño que te profeso.

No haré más que mirarme en vos para adivinar tus más mininos deseos para hacerte siempre completamente feliz a mi lado. Vas a ser mi gran aquello y mi razon de ser dichoso. 

Estoy seguro de ser un marido cariñoso y absolutamente dedicado a mi linda mujercita porque me has conquistado para siempre y siempre tendrás oportunidad, como mujer y como esposa -bien lo sé- motivos para encantarme.

Sos mi verdadero tesoro y encierras en tu feminidad adorable, miles de sorpresas de dicha que harán de mí, el hombre más afortunado y feliz de la tierra.

He hecho tu retrato a las maravillas y estoy por ello doblemente encantado: la ilusión que me hice en un principio, no defraudará la realidad. Te adoro y sé que me adoras, y el cariño tiene mil argucias para ser eternamente feliz ¡Que lindo es poder decir todas estas cosas, sintiéndolas tan de uno!

¡Realmente formidable mi (¿?) querida! ¡Que lindo y sublime es quererte! Cada vez que miro tu retrato me digo estas cosas y deduzco que estoy chocho con mi almita. 

Lo que me dices del consultorio, yo también lo había pensado como vos y acepto con reservas las bellezas que me (¿pintó?). El dice que vaya a verlo decidirá siempre que los hechos me demuestren la verdad de lo que se me afirma. 

Por el momento, mi vida querida no quiero hacer proyectos del puesto en el que me instalaré. Una vez que me reciba veré con calma lo que conviene hacer ¿No te parece?

Pero una cosa te puedo asegurar que es muy difícil que salga más allá de algún pueblo de la provincia de Buenos Aires. Irse más lejos me parece volverse salvajito.

También me han dado el dato que no me vendría mal instalarme en Carmen de Areco (Pregúntale a tu papá si lo conoce y si queda muy lejos de aquí) donde hay un sólo dentista y para peor el pobre es medio cegaton de tan miope.- 

En fin, ya veremos, mientras tanto quiero solo pensar en mi Bochita y mandarle muchos besitos lindos

¿Te gustan Mamucha?

¿Viste como la carta es más larga que su “naricita”?

Un beso en el pescuecito querido, de

(¿Corcho?)