Marzo 31 – 2015
Hola Norberto
Me parece increíble que después de tantos años vuelva a encabezar una carta así, pero rebobinando lo que me contara mi hermana arribé a esto de que debía saludarte yo también… y aquí estoy en una situación como para que ejemplifiquemos a la ciencia, a la psicología, a la educación, a la AMISTAD y no se cuánto más porque, valga lo más mínimo de utilizar la estilográfica, ir al correo, pegar una estampilla y la espera en el recibo a esto que vivimos hoy.
En un instante… ya existe la comunicación. Todo una maravilla.
Me conto mi hermana que tiene dos hijos, no se si me habló de nietos; yo, en cambio, tengo dos hijas- la mayor vive en Ibiza y la menor aquí y tiene dos pequeñitos; acabo de cumplir 87 años y ellos tienen 6 y 4 años. Lo real es que debían ser mis bisnietos pero la vida da estas variantes, ¿cierto? Lo valioso es que «llenan» toda nuestra vida. No sé si uno se ha ido olvidando del comportamiento de – en mi caso alumnos e hijas, pero estos son genios. Me lo paso anotando todas las «hazañas» que realizan.
He visto todos los libros que has escrito- suelo andar por librerías pero nunca vi ninguno tuyo.
En una época comprábamos «La Nación» y he leído notas tuyas, que las tengo guardadas junto a otro montón de notas que me es difícil no hacerlo; permanentemente me surgen interrogantes ¿para qué guardo todo esto?. Pero sé que no podré tirar. Buen trabajo tendrán mis hijas cuando ya no esté.
Un gran abrazo
Elba