Queridos hijos: Soy un vencido. La locura de vuestra madre me ha partido el corazón y todas mis fuerzas. Yo espero que los millones de mis admiradores, a los que durante años he distraído e instruido, os saldrán al encuentro. Os dejo sólo 150 liras, más un crédito de 600 liras, que recogeréis de la señora Nusshaumar. Os dejo la dirección. Que me entierren como pobre, ya que estoy arruinado. Manteneos buenos y honestos y pensad, en cuanto podáis, en ayudar a vuestra madre. Os besa a todos, con el corazón sangrando, vuestro desgraciado padre.

Extraído de Espacio Fílmica.