Abril 17 de 1954.

A Melba Hernández:

Primero: no podemos abandonar la propaganda ni por un instante, porque es el alma de nuestra lucha. La nuestra debe tener su propio estilo y estar a la altura de nuestras circunstancias…

Segundo: debemos coordinar el trabajo entre nuestra gente aquí y la del exterior. Con este propósito, organiza un viaje a México lo antes posible… Tenemos que reflexionar con cuidado acerca de cualquier proyecto de cooperación con otros, pues de lo contrario simplemente tratarán de aprovecharse de nuestro nombre. “Saber esperar, decía Martí, es el gran secreto del éxito”.

Tercero: mantengamos hacia todos un trato engañosamente suave y una sonrisa. Sigamos la misma estrategia que adoptamos durante el juicio; es decir, defender nuestros puntos de vista sin provocar resentimientos. Ya habrá tiempo más tarde para aplastar las cucarachas todas juntas. No se descompongan ante nada ni ante nadie; después de todo no perdimos el ánimo en los momentos más difíciles.

Un último consejo: cuidado con la envidia. Cuando alguien cuenta con gloria y prestigio como ustedes ahora, los mediocres encontrarán fácilmente motivos o pretextos para sembrar sospechas. Acepten ayuda de todos; pero recuerden que no se puede confiar en nadie.