Rochester, 20 de abril de 1971

Querida madrina:


Pidiendo mil veces disculpas por mi retraso, me acerco a ti, esperando estas líneas te hallen en óptimo estado de salud y armonia, asi como espero de padrino. 
Como y con que palabras puedo agradecerte todos tus hermosos presentes, el dulce de leche, que tantos recuerdos me trae, el disco de tangos que me arranca lagrimones de nostalgia, los zapatos de muy buen gusto, la [?] que Ernesto la mira como reliquia, tu hermosa tarjeta para Steven y quiza otras cosas que ahora no recuerdo. Fue demasiado y no era absolutamente necesario, porque comprendo el sacrificio que representan, más razón para apreciar cada cosa en su valor real, pero sobre todo el cariño que todo eso expresa. Por todo gracias, gracias, gracias en nombre mio y Ernesto. 
Acá la vida sigue su curso, uno que actualmente es bastante doloroso, pero hay que tomarlo trago a trago con toda su intensidad de amargura. 
Mamá te tiene al tanto de los hechos y es inútil referirlos, lo que en realidad queda a nuestro alcance y comprobado es Wayne, Wayne que quisiera nadar pero se hunde, porque piensa que no vale la pena salvarse, Wayne con una expresión desolada, patetica de chico a quien le sacaron el calor que le daba vida, Wayne que se ha vuelto en contra de Dios, porque no escucha sus ardientes ruegos. Wayne que tiene horribles pesadillas que lo espantan, Wayne, según el dice tiene una sola amiga, la muerte, porque no tiene razón de seguir viviendo. Y aquí estamos nosotros, testigos impotentes que tratamos de dar soluciones pero no acertamos con nada en consolar su irremediable angustia que el tiempo no está curando a pesar de todo. 
Se acerca la ansiada primavera y ya tenemos días de sol radiante y luminoso que ofrece nuevas ansias y vida, pero si lo gozo un poco me siento en falta, porque ¿Cómo puedo gozar con otros que sufren? 
Estamos haciendo planes para las vacaciones, y me parece que estoy robando, todo perdio su atractivo y color. 
Me consuelo que arriba esta Aquel que hace justicia y confio desesperadamente en su supremo Juicio. 
Mis chicos crecen un amor, se pelean, gritan, me hacen desesperar, pero mi amor por ellos es tal y tan profundo que ese lado de la balanza siempre es mas pesado. Adrian es un morochon gordo que se esta avivando bastante y no le importa ni cinco que tiene otro pito y es el tercer, ahora se esta pareciendo a Dany. Con Ernesto nos queremos con locura y como crecen los años asi crece nuestro amor, sereno y seguro con raices profundas y fuertes, pero como me duele este amor sabiendo otros que solo esperarian migajas. 
Cuando mama relataba cosas que pasaron ahí me parecía estar entre Uds. como los quiero a todos y que cerca que me siento de cada uno de Uds. Madrina ¿Por qué no venís con el ofrecimiento que hizo tia Aurora, busca una manera, estoy tan ansiosa de tenerte cerca y ofrecerte mi hospitalidad. 
Ahora que mamá esta en casa hablamos por teléfono continuamente y es una hermosa sensación saberla que esta al alcance del tubo, se pueden imaginar de que hablamos. 
Con Rosita estamos en buenas relaciones y nos comunicamos con frecuencia y abiertamente. 
Mañana trataré de escribir a Raquelita. 
No me quiero prolongar más, pido perdon por mi redadcción reconozco que estoy bastante oxidada literariamente, pero tengo toneladas de lubricante en criar hijos. 
Para vos mi querida e irremplazable madrina y para padrino un afecto sincero, genuino y profundo y una vez más el mas sentido agradecimiento


Franca, Ernesto, Danny, Steven y Adrian el morocho.