Sra Victoria Ocampo

-Viamonte 548- Bs. As.-

Distinguida y estimada Señora:

He llegado hace poco días de mi viaje por Estados Unidos y otros países de América, y me apresuro a trasmitirle los especiales saludos que me han confiado para Ud. Rosita oliver y Malles, los escritores Waldo Frank, Mac Leush, Coindreau y Métraux. Ellos y otros intelectuales americanos que la admiran a Ud. coinciden es esperar que «ahora que no le será posible ir a Europa, sin duda irá a Norteamérica», como si los motivos de sus viajes hubiesen sido hasta hoy simplemente optativos… Es curioso que esa misma reflexión me hizo a su respecto aquel Señor alemán, de quién ud. me habló a en Mar del Plata, que prepara un gran libro ilustrado sobre las iglesias mejicanas. (La edición ha quedado paralizada por causa de la guerra, y el autor está de conservador de la casa de Humboldt en Tasco, ocupado es restaurar aquella reliquia y en preparar con su esposa un teatro de títeres con muñecos que representan personajes históricos de méjico. Aunque es un matrimonio simpático, me pareció presentir al nazi agazapado en las corteses sonrisas, y nuestro contacto quedó trunco. 

En Méjico se malconoce la obra que ud. ha hecho, y se ha desprendido un secreto resentimiento de una frase suya en el prólogo de kanguro de Lawrence, que los mejicanos han tomado a mal. Yo he cumplido con el deber elemental de esgrimir mis razones, y acaso pudiera alabarme de haber dejado plantada una pica en el área enemiga.

Y ahora, a esto otro: 1- quiere usted hacernos ahora el honor devenir a dar una conferencia? 2- en caso de que ud. le fuese imposible hacerlo, podría influir para que su hermana Silvina se tomara esa molestia? O si no ella, Rosita Oliver? 3- Podría eso ser entre  el 20 y 28 de este mes de Agosto? 4- Bastaría que nosotros pagáramos los gastos de viaje y estadía?

Créame muy devotamente su admirador, amigo y s.s. que espera sus noticias.