2 Avenue St. Philibert, 
Passy. París.

Abril de 1932. 

Estimado señor Cerf:


Le agradezco mucho su mensaje que me ha transmitido Mr. Robert Kastor. Usted me pide detalles de la historia de la publicación de Ulysses, y ya que usted está resuelto a luchar por su legalización en los Estados Unidos y a publicar la que será la única edición auténtica allí, creo de interés contarle la historia de su publicación en Europa y las complicaciones que siguieron en América, aunque tenía la impresión de que eran ya bien conocidas. Tal como es, sin embargo, han dado a mi libro impreso una vida propia. Habent sua fata libelli! 
Usted está seguramente bien enterado de las dificultades que encontré para publicar cualquier cosa que escribiera, desde el primer tomo de prosa: Dubliners. Los editores e impresores parecían estar de acuerdo entre ellos, no importa lo divergentes que fueran sus puntos de vista en otros asuntos, para no publicar nada mío. No menos de veintidós editores leyeron el manuscrito de Dubliners, y cuando, por último, fue impreso, una persona muy amable compró toda la edición y la hizo quemar en Dublín – un nuevo y privado auto de fe. Sin la colaboración de la Egoist Press Ltd. de Londres, dirigida por Miss Harriet Weaver, el Portrait of the Artist as a Young Man podría estar todavía en manuscrito. 
Usted puede imaginarse que cuando vine a París en el verano de 1920 con el voluminoso manuscrito de Ulysses tenía todavía menos posibilidades de encontrar un editor a causa de su suspensión, después de la publicación del undécimo episodio, en la «Little Review», dirigida por Miss Margaret Anderson y Miss Jane Heap. Las editoras fueron, como usted probablemente recordará, enjuiciadas a instancias de una socíedad, y como resultado se prohibió la publicación ulterior en forma de entregas, se confiscaron los ejemplares existentes y, creo, se les tomaron las impresiones digitales a las dos señoritas. El manuscrito completo, sin embargo, fue ofrecido a uno de sus colegas en los Estados Unidos, pero dudo de que se haya tomado siquiera la molestia de mirarlo. 
Mi amigo Ezra Pound y la buena suerte me pusieron en contacto con una persona muy inteligente y enérgica, Miss Sylvia Beach, que había dirigido previamente durante varios años una pequeña librería inglesa y biblioteca circulante en París, bajo el nombre de Shakespeare & Co. Esta valiente mujer arriesgó lo que los editores profesionales no quisieron arriesgar: tomó el manuscrito y lo entregó a los impresores. Éstos eran unos impresores franceses muy escrupulosos y comprensivos de Dijón, la capital de la imprenta francesa. A decir verdad, yo di no poca importancia a que el trabajo se hiciera bien y rápidamente. Mi vista me permitía todavía en ese tiempo leer las pruebas, y así sucedió que gracias a un trabajo extra y la amabilidad de M. Darantiere, el conocido impresor de Dijón, Ulysses apareció muy poco tiempo después de haber sido entregado el manuscrito, y el primer ejemplar impreso me fue enviado para mi cuadragésimo cumpleaños, el 2 de febrero de 1922. 
Usted está en un error, sin embargo, cuando piensa que Shakespeare and Co. nunca publicó nada antes o después de Ulysses. En realidad, Miss Sylvia Beach publicó un pequeño volumen de trece poemas míos, titulados Pomes Penyeach, en 1927, y también uno de ensayos y dos cartas de protesta respecto al libro que estoy escribiendo desde 1922. Este volumen apareció en 1929 y lleva el título de Our Examination round his factification for incarnination of Work in Progress. 
La publicación en Europa de Ulysses resultó, sin embargo, ser el principio de complicaciones en el Reino Unido y los Estados Unidos. Envíos de ejemplares de Ulysses se hicieron a América y Gran Bretaña, con el resultado de que todos los ejemplares fueron secuestrados y quemados por las autoridades de la Aduana de Nueva York y Folkestone. Esto creó una situación muy peculiar. Por un lado yo no podría adquirir el copyright en los Estados Unidos, ya que estaba impedido de cumplir con los requisitos de la ley del copyright de América, que exige la reedición en los Estados Unidos de cualquier libro inglés dado a luz en cualquier otra parte, dentro de un período de seis meses después de la fecha de su publicación, y por otro lado el interés por Ulysses, que aumentaba cada año a medida que el libro penetraba en mayores círculos, gracias a que cualquier persona inescrupulosa podía hacerlo imprimir vender clandestinamente. Esta práctica provocó una protesta firmada por ciento sesenta y siete escritores de todas las nacionalidades, y hasta obtuve una advertencia para una de esas personas inescrupulosas en el tribunal de Nueva York. Incluyo copia de ambos documentos, que pueden interesarle a usted. Esta prohibición, sin embargo, no resultó de ningún provecho, ya que el acusado prosiguió su práctica muy pronto bajo otro nombre y con diferente procedimiento; a saber, una falsificación fotográfica de la edición de París, que contenía la falsificación del pie de imprenta del impresor de Dijón. 
Es, en consecuencia, con la mayor sinceridad que le deseo todo el éxito posible en su valiente aventura, tanto en lo que respecta a la legalización de Ulysses como a su publicación, y gustosamente certifico por la presente que no sólo su edición será la única auténtica en los Estados Unidos, sino también la única de la que yo recibiré mis derechos de publicación. 
Personalmente estaré muy satisfecho si su empresa tiene éxito, ya que permitirá a los lectores norteamericanos, que se han mostrado siempre muy amables conmigo, obtener el texto auténtico y autorizado de mi libro, sin correr el riesgo de ayudar a personas inescrupulosas a obtener ganancias a expensas del trabajo de quien no puede presentar ningún reclamo por daños inferidos a su propiedad moral. 
Puede haber otros puntos en los que usted esté interesado, y espero que si usted viene a Europa otra vez, este año, me hará el favor de comunicarse conmigo, ya sea directamente o por intermedio de mi hijo, a fin de dilucidar cualquier duda que todavía pudiera abrigar. 
Suyo sinceramente,

James Joyce

Publicado en C. G. Jung, ¿Quién es Ulises?, Buenos Aires, Santiago Rueda editor, 1944