¡Hola Dome y Raquel!
He leído vuestras dos sinceras cartas que me mandasteis cuando
estaba en los último cursillos y las comparto bastante plenamente.
Empiezas Raquel «quiero expresarte muchos de los sentimientos que tu
ser me produjo… brota una necesidad de pedirte perdón di te hemos
hecho sufrir….» ¿Desilucionado de vosotros? ¡No! ¿Dolorido? quizá. Y
me viene en estos momentos a la mente «La oración del Domingo por la
tarde»…
«Es duro hacer nacer un cariño… fuisteis «los de la primera hora»,
y y mantuvisteis constantes hasta que…; cuántas charlas
interminables por teléfono…; cuántas horas compartidas, cada jueves,
al rededor de la mesa…; cuantas confidencias…; cuántos consejos,
por ambas partes…
«Es duro ver crecer unos «hijos» y… los fui viendo crecer, con
ellos sufrimos las fiebres, paperas, varicelas, los lloros, las alegrías
y con ellos tambien… ni un saludo, ni un gesto, apenas fue la
presencia en algunos momentos, y esa presencia, para tristeza, muchas
veces forzada.
«Es duro empezar muchas cosas…» y con vosotros ¡cuántas cosas
empezamos! Empezamos para luego verlas continuar. Por eso nosotros y con
vosotros empezamos la misa de 9hs cada domingo y… ¡no ver nuestro
rostro!… Con nosotros y por vosotros empezamos con las reuniones de
1ra comunión y… Con vosotros empezamos la manera ascendiente y ¡con
mucha dificultad! del movimiento de cursillos de Cristiandad en el
Colegio y…
¿Para qué voy a seguir? ¡todo, absolutamente todo lo más importante
que es en estos momentos «el motivo de mi existir» en el colegio que
fue gestándose alrededor de aquella mesa redonda en las sillas
giratorias, o en aquella otra alargada, con los sillones alrededor y
bajo la mirada infantil y amorosa de las fotos de la familia!
¿Desilucionado ? ¡No! ¿Dolorido? quizá. ¡¡y sin saber nunca el sentido
del «porque»!! ¡pero ya pasó! y lo fue «unos» sembraron, otros lo van
recogiendo. Y de aquel pequeñisimo grupo pasamos a este otro grupo,
grande, hermoso, eufórico. ¡Y lo lindo fue, en el corazón del colegiom
todos tienen cabida y «su sitio»! Hace falta que lo quieran ocupar,
«pues el vacío que se siente una vez que se ha probado en plenitud
espiritual es muy grande». Agradezco con sinceridad «el entrañable
afecto, aprecio y cariño de amigos, hermanos, hijos de siempre».
Indudablemente que «donde hubo fuego… cenizas quedan» y es muy
dificil poder olvidar tantos, pero tantos momentos compartidos bajo la
mirada amorosa de ese Dios que fue y será Padre en cada instante, en la
medida que queramos ser hijos.
No olvides todo el conocimiento fue sobre Dios y la Religión
fuisteis adquiriendo a lo largo de vuestra vida. Rezo por todos y cada
uno de vosotros y os doy mi bendición.
Javier.



