23 de mayo 

Querido amigo:


Ayer recibí tu extensa carta del 15 de marzo. ¡Mil felicitaciones por tu bachillerato! Creo poder asegurarte que en unos veinte o veinticinco días estaremos ya en tierra hispana. Sólo esperamos a que el Consulado de Francia nos mande nuestros pasaportes. Mi abuelita como sabrás está bastante enferma y los médicos han declarado que le es imposible pasar otro invierno aquí. Por eso nos vamos. Me dices que te has encontrado con mi primo hermano Franky. Ha de ser un pedazo de muchacho ahora. Yo por ahora me estoy preparando para un examen endemoniado que probablemente no rendiré pues tiene lugar al fin de junio. 
Me entusiasma naturalmente la idea del viaje, primero: porque tengo muchas ganas de ir a España (¡patria de mis antepasados y mi raza!) y segundo pues he haraganeado mucho y le tengo miedo al examen. 
Además profeso un odio cordial a la Suiza. Patria de hoteleros y fabricantes de chocolate. (¡y son tan feas las muchachas ginebrinas!) Esto último no te parecerá muy importante, pero si pensás que tengo diez y ocho años y algunos meses de edad, verás enseguida lo espantoso de ese hecho. 
¿Y tú oh mi hermano no tienes nada que contarme sobre el Gran Tema? Aquí estamos en verano y esta mañana he ido a nadar al lago. 
Bueno che adiós y saludos de tu amigo


Jorge Borges

P.D.: He escrito un par de parábolas tituladas “El Profeta” y “El Héroe” y las he enviado a «Caras y Caretas”. Si las ves publicadas ahí por alguna remota casualidad, me harás el favor de mandarme el número. Dirigí tu respuesta a mi dirección actual. Si nos hemos ido a Barcelona, el Correo nos mandará la carta desde Ginebra. 
CHAU

Publicado en Cartas de un joven escritor, revista Ñ, junio de 2007


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *