Martes 24 – 8.15 hs.-
Tesoro:
Dormimos durante todo el viaje (una manera de evitar la tristeza); llegamos a Tandil tomamos un café y charlamos sobre los momentos pasados.- Siguiendo la continuidad te escribo enseguida tal lo prometido.-
Tenía pensado hacer un análisis mental sobre cada unos de los instantes pasados y extraer alguna conclusión; no puedo; en circunstancias así, no pueden producirse análisis o «resultados» precisos y
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fríos; todo fué muy bueno; incuestionablemente todo.-
Durante el viaje de ida pensaba que al verte tendría que volver a descubrir algún rasgo físico, algún gesto determinado en vos; algo así como la rememoración total de todo lo que eres y como eres; pero nó; estabas «igual» las mismas actitudes, gestos, voz, etc; lo cual quiere decir que la imágen que tengo de vos es siempre la misma imágen fiel.-
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Espero que no te hayas quedado desilusionada por no poder sacarme el ojo «sano»; tal como te lo dije necesito los dos ojos para mirarte y si tuviera más también los necesitaría.-
Es espantoso como te extraño.-
No te resulta maravilloso pensar ahora en cada uno de los momentos vividos?
Esta carta puede resultar breve comparandola con las anteriores; ocurre
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que los momentos tibios son demasiado recientes y gravitan en el pensamiento; que mas puedo decirte que no te dijera antes?; si no hablé mucho cuando estuve con vos era por la sencilla y elemental razón precisa: estaba con vos y eso era lo necesario, lo tantas veces esperado.-
Podría repetirte todo lo dicho, incluso la misma mirada y no me cansaría; y te reitero: tal vez
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pueda tener el rostro serio siempre; es una manera de estar a la defensiva cuando a uno lo hacen golpeando tanto; pero cuando te miraba, o cuando caminaba a tu lado, estaba y me sentía maravillosamente blando por dentro.-
Te reitero las dos palabras mas viejas del mundo; las mas sinceras y que vos ya escuchaste de mí.-
Chau dos veces.
Juan Carlos