Santiago, 9 de octubre de 1995

Mamita:
Por fin me siento a escribir, en realidad me senté montones de veces, empecé mil cartas, en la computadora, en papel, nunca prosperan.
Para qué voy a hablar de razones si no las tengo, sé que estoy en terrible deuda con vos, también me imagino cuánto esperás mis cartas, también a mi me pasa, espero cartas como si se tratara de lluvia después de siete años de sequía, sin embargo no le escribo a nadie, cada tanto hago el esfuerzo y le escribo a Soledad, muy cada tanto a Natacha, nada más.
Natacha nunca contesta, cada día esta más lejos, si por lo menos fuera feliz, pero está sufriendo mucho, y lo único que logra expresar son…, no sé si llamarlos rencores, parecen enojos, con su padre, o con otras personas, se aleja de vos, de Florencia, parece que lo que tiene es mucho miedo de amar y que la lastimen, claro que conmigo no se enoja, no puede, sin embargo tampoco quiere escucharme.
Vivir con Julia es lo peor en ese sentido, la llena de visiones negras sobre la vida y lo que uno puede esperar de los seres humanos, en un momento en que Natacha no es capaz de darse cuenta de nada de lo que le pasa.
En fin digo esto para que trates de entender, Nati, no está bien, es más, está muy mal, solo que no lo sabe, no quiere aceptarlo y lamentablemente ya tiene una edad en que no se la puede mandar al psicólogo a la fuerza, no me queda más que darle tiempo y esperar que levante vuelo de verdad, por ahora está sin rumbo como un pájaro herido, y lo que lamento (sé que no vas a entenderlo) es que Julia le puede ofrecer una jaula, no un nido.
Daria cualquier cosa por verla feliz, haciendo cosas, ojalá en España como su hermana ó en Francia, Alemania, donde sea, Buenos Aires destruye, bah, todos estos países, tiran para abajo, Nati no va a tener 22 años toda la vida.
Ya sé que no te gusta lo que pienso, pero es así, no hay vuelta.
Bueno, mejor hablar de otra cosa, no sabés lo contenta que estoy de que tu catarata se haya esfumado, tal vez deberías operarte el otro ojo como prometiste, ¿o se te pasó el entusiasmo?
Yo estoy mejor, tomando felicidad artificial en tabletas, sí, pero en todo caso mucho mejor. El trabajo que tengo ahora me gusta más, sobre todo, la gente es amable. Estoy en el Consejo Superior de Educación, es un organismo autónomo que depende del ministerio de Educación (valga la contradicción), y que supuestamente controla a las Universidades Privadas (entre otras cosas), digo que supuestamente porque por un lado se supone que “acredita” a instituciones, pero no es obligatorio inscribirse y además a las que están inscriptas las controlamos pero no podemos sancionarlas (la ley la dejó Pinochet) salvo casos de gravedad extrema.
Yo estoy en el área de estudios y publicaciones, meta la nariz en armar bases de datos utilizables, publicar cosas, organizar el archivo, mejorar una porqueriíta a la que llaman recrista, manejar cuestiones de prensa, etc, etc, etc.
En todo caso es bastante entretenido porque cuando un tema me aburre mucho paso a otro.
Me ha hecho muy bien trabajar, gran parte de mi mejoría tiene que ver con esto, la otra parte (que falta) tiene que ver conmigo y con la necesidad terrible que tengo de cambiar de vida, no soy feliz y nada en el mundo justifica eso.
En todo caso, voy a darme tiempo, esta vez el cambio debe ser de adentro para afuera y tan real como las piedras y los árboles.
Sé que no debería mandar esta carta, pero no soy capaz de escribir otra coma y el silencio crece y crece y se hace muro.
No quiero que vayas a preocuparte, en realidad ya salí del agujero, pero el trabajo fue tan duro y el dolor tan grande que decidí que esta vez no voy a dejar el trabajo por la mitad, me lo debo a mí misma, se lo debo a mis hijas y también se los debo a vos y a papá.
Me siento, sí, muy terriblemente sola, pero creo que no es muy fácil acompañarme en este momento.
Mamita, sé que vos también estás sola, no sabés cuánto siento no poder ayudar más, de alguna manera, espero que algo se me ocurra pronto, te quiero, te quiero muchísimo, espero que podamos pasar fin de año juntas.
Cuidate mucho y dale muchos besos a todos.
Te quiero
besísimos
Mariángela