Queridísimos los dos:
Recién el sábado me llegó la carta, es horrible como se demoran, por lo menos 10 días, manden sólo expreso, no certificado porque para las certificaciones hay que estar en casa personalmente, no admiten firma de otro y cada vez hay que ir al correo a buscarlas, además para ustedes es más caro y la verdad es que tardan lo mismo.
Espero que papá se sienta un poquito mejor, anoche tarde hablamos con Florencia, me dijo que consiguieron una señora para reemplazar a Beba, espero que todo funcione bien, no dejen de contarme.
¡Dice Florencia que llegaron las medias! ¡que suerte!, porque yo tenía miedo que le fueran útiles al cartero.
Papi: ¿Te gustó la tarjeta? ¿pudiste ver a la niñita? Me acordé que en Barcelona mis amigos me decían Mafalda por esa capacidad que me caracteriza para decir inconveniencias, así que me pareció adecuada.
¿Las medias, abrigan?
Esta «niñita», por su parte, empezó la facultad la semana pasada. No está mal, digamos, aunque mi primera impresión es que es un poco «escolar», por definirlo de alguna manera. Me dá la sensación de que aquí la gente tiene miedo a pensar en forma libre e independiente, bueno 17 años no son pocos y fueron años de cosas «bien hechas» en el peor sentido de la palabra.
De todas maneras creo que uno o dos profesores son bastante buenos, incluso alguno es bastante pintoresco. El profesor de expresión escrita I, Jorge Naranjo (entre mi Naranjo y el Pedro Aceituno de Soledad tenemos fruta para rato), me pareció un tipo excelente, no es literato sino antropólogo, pero sabe mucho y piensa mucho que me parece más importante, lo mejor es que piense en clase y «con» la clase, creo que haciendo honor a su nombre va a dar buenos frutos.
Siento en Chile, por debajo de tanta «modernidad» y «apertura económica», detrás de tanto «iniciativa privada», un cierto perfume a encierro, a cosa no dicha y no pensada… ya se sabe que yo sufro de claustrofobia… pero me dá la sensación últimamente, y no sólo aquí en Chile, de que le mundo me invita a participar de un festín orgiástico similar a los de la decadencia romana, y parece que sólo yo oigo (que absurdo ser sorda) y veo lo que pasa afuera del banquete.
Bueno, este Naranjo ve y oye también, y alguno de mis compañeros lo mismo, pero somos bichos raros.
No sé si realmente nos toca presenciar el fin de un imperio, por ahora, sólo puedo ver con horror todo lo que el imperio arrastra en su caída.
En fin, cambiando de tema, por fin me llegó carta de Natacha, está contentísima, en Moscú le fue muy bien, de entrada nomás, armó escándalo con sus compañeros de avión y consiguieron que no les cobraran el hotel, después salió con todo el grupo (al día siguiente) y visitó el Kremlin, la Plaza Roja, el Mausoleo de Lenin, etc, viajó en Metro, que la dejó subyugada, y a la noche se consiguió (no pregunten como) entradas para el Bolshoi, le pareció increíble de bueno. Al día siguiente se quedó dormida, así que cuando se levantó ya no había nadie de su grupo, almorzó con unos italianos que le parecieron simpatiquísimos (no me pregunten en qué hablaba) y después se fue sola a la Plaza Roja, paseó y camino y para volver preguntó (plano en mano) en qué dirección debía tomar el subte, finalmente se acercó un muchacho que hablaba algo de inglés, Vladimir, que la acompañó, le regaló rosas, y quedó en encontrarse con ella al día siguiente.
Al otro día Vladimir fue con su amigo Sergei, que también hablaba en inglés y la llevaron a ver exposiciones, le regalaron un libro de iconos y, lo que creo más valioso, una experiencia y un recuerdo maravillosos. De Barcelona cuenta poquito porque me escribió a los pocos días de llegar, pero lo está pasando muy bien, ya tiene amigos, ¿que raro, Natacha, no? y pasea mucho.
Dice que todos piensan que se va a quedar a estudiar allí, pero que ella todavía lo está pensando porque extraña mucho, que si consigue un trabajo que le permita viajar seguido a Uruguay, Bs As y Santiago, entonces se quedaría. ¡Qué loca!
En fin, yo también la extraño mucho, pero me parece que no debe desperdiciar la oportunidad. Ya se las va a arreglar para visitarnos a todos, conociéndola quién puede dudarlo.
Soledad, mantiene su humor pese a que tiene que hacer un tremendo esfuerzo de adaptación, me demuestra cada día una madurez asombrosa y se ha convertido en mi apoyo más importante.
María José también está contenta en el colegio, aunque también ella extraña horrores.
José Ignacio está trabajando en una empresa de publicidad, no quiere estudiar aquí y sueña con volver a Bs. As., aparentemente está contento con el trabajo, pero con él nunca se sabe.
Andrés con muchísimo trabajo, pareciera que la cosa funciona.
Bueno, yo estoy bien y contenta, pero extraño mucho, me siento un poco sola Todavía y muy perdida, me falta la familia y también los amigos y compinches, esa gente con la que puedo hablar de lo que se me ocurre sabiendo que me entienden hasta cuando no están de acuerdo, me imagino que de a poco aparecerán amigos de esos en Santiago, le envidio a Natacha la facilidad para conectarse, a los 40 años no es tan sencillo.
Mami y papi, cuídense mucho, y escriban seguido que es muy bueno para la arterioesclerosis.
Miles de besos para todos
Los quiero mucho
Mariángela