Marzo 14 – 1960
Elba:
Espero que esta carta llegue a tiempo y te sirva aunque muy pobremente – para evadirte un poco de la severidad de esos estudios, los cuales – es maquiavélico – se desarrollan en un sitio que es una permanente invitación al descanso.
Yo estuve por Mar del Plata durante carnaval. Ocurrió lo siguiente: el viernes 26 de febrero, cuando por la noche volvía de la editorial, me encuentro en casa con unos amigos. Cada uno tenía una valija.

  • Vamos a Mar del Plata?
  • Cuándo?
  • Esta noche.
  • Y tienen pasajes?
  • No, pero en Constitución conseguimos.

No me hice rogar mucho. Metí en el bolso dos mudas y ante el asombro de mi madre (ni me senté a comer), me fui con ellos.
En Constitución fue una risa. No conseguíamos ubicación ni de parado. Los micros salían tan llenos como los ómnibus de recorrido urbano. Ni ofreciendo coima conseguíamos nada. De pronto aparece una especie de colectivo particular.

  • ¡Por doscientos pesos a Mar del Plata!

De más está decir el loquero que fue eso. Casi morimos asfixiados. En nuestra situación estaba medio Buenos Aires. Todo el mundo se quería ir a Mar del Plata. ¡Y yo creía que los únicos “aventureros” éramos nosotros!
Lo cierto es que estuvimos por allí tres días, alojándonos como podíamos en el vestuario de mucamas del hotel de mi tio.
Tres días de vida, disfrutados tan intensamente como no recuerdo haberlo hecho en muchos años. Y nos salió barato: mi tío tuvo el buen tino de no cobrarnos nada. ¡Esos son tíos!
Mi actividad en la revista marcha viento en popa. Poco a poco me voy ganando la confianza de aquellos que ya me les tenían, pero no tanto, cuando me ofrecieron el puesto. Creo que estoy en condiciones de adelantarte que para dentro de poco haremos grandes cambios. Varias iniciativas mías han sido aprobadas, de manera que estoy trabajando en lo que será su nueva estructura.
Me ocupo preferentemente de la parte literaria (secciones fijas) cuidando que el material sea mejor del que hasta ahora se ha venido ofreciendo. “Libros que viven”, por ejemplo, ha merecido elogios de gente que antes opinaban como yo, que esa sección debería suprimirse. (Y lo sigo creyendo.)
En fin… no quiero entrar en detalles para no cansarte. Podría contarte muchas cosas divertidas que aquí ocurren, pero confío en que podamos vernos y hablar de esto tranquilamente.
Luis A. Mataloni es un muchacho que tiene buenas ideas (para literatura policial, sobre todo) pero que adolece de dos defectos, uno de ellos fundamental: no sabe llevar al papel lo que piensa. El otro defecto es su pereza. Asi es que me contó su idea, yo la escribí, y de allí salió “514 y la rutina.”
Actualmente estoy escribiendo “Telón lento”, un cuento social que tal vez pueda ser publicado. He escrito una cinenovela policial para “Tiperary”, una revista quincenal de la editorial Atlántida.
En general escribo poco. Ocurre que me paso todo el día escribiendo para la revista y cuando llego a casa no tengo ninguna gana de volver a la máquina.
Ultimamente he leído “El reposo del guerrero” de Christiane Rochefort (esto sí que es crudeza); “Nudo de víboras”, de Francois  Mauriac, y estoy por la mitad de “El huésped”, de Margarita Aguirre.
El otro día asistí a la filmación de una cinenovela – domingo a la mañana, en la Boca – y resulta que al final me convirtieron en actor. Apareceré en 4 fotos. ¡Asi va Rosicler! La cinenovela se titula “Una paloma en la bruma”. Te aviso para que cuando salga (no ha de faltar mucho) vos tambien te hagas “el plato”.
Fuí a ver “Los maleantes”: 5 puntos.
“El discípulo del diablo”: 6 puntos.
“El moralista”: 7 puntos.
“El ángel azul”: 2 puntos.
En “Fray Mocho”, creo que te conté, había presentado “Operación frutilla”. Me la ha leído Osvaldo Dragún (del concejo asesor del teatro) y Ferrigno (el director). La han llevado a Maragogi solicitándole nuevas copias porque la obra gustó. Yo no he ido. No tengo más detalles. Quien te dice que… (me imagino que cuando me la estrenen te harás el viajecito ¿no? – Por las entradas no te preocupes.)
Elba: espero disfrutes intelectual y físicamente. La playa enseña tanto como el aula. (Tema para polémica). Te lo asegura quien ha estado solo tres días barriga al sol, convencido: conscientemente de lo esquivo que resulta experimentar el placer de vivir. Atesoro esos momentos con la esperanza de volver a vivirlos en la primer oportunidad.
Con todo afecto
Norberto