Agosto 17. 1959
Elba: 
El actual estado de cosas que sobrellevamos en casa ha hecho que últimamente la literatura gane puntos en mi consideración. A través de ella – de lo que leo y de lo que escribo- puedo escaparme de esta sorda angustia que nos envuelve, que nos hace vivir orillando siempre lo desesperante y que desde hace dos meses no nos permite un resuello.
Leer me resulta entonces una válvula de las muchas que un individuo debe mantener abiertas para lograr desintoxicar su espíritu. Creo que ésta es la única que me resta, excepto la de escribir- y ésto no siempre, puesto que, desde hace bastante tiempo estoy escribiendo pavadas. 
El jueves me fuí a la librería “Fausto” (creo que hemos pasado por allí -está en la calle Corrientes, camino de “Nuevo Teatro”) y me compré – a crédito, por supuesto- estos libros: “Los dueños de la tierra”, de David Viña, que trata el tema de “La Patagonia trágica”, del que ya hemos hablado; “La fatalidad de los cuerpos”, de H. Murena; “Don segundo Sombra”, de Güiraldes, que había leído hace mucho en la escuela, lógicamente sin haber asimilado nada, y “El huesped”, de Margarita Aguirre. Compré también un libro de ajedrez, a efectos de perfeccionar mi juego, pretensión que entre mis amigos causa bastante hilaridad. No juego del todo mal – tengo tres copas ganadas- pero mis amigos se rien lo mismo. 
Antes de emprender la lectura de alguna de estas adquisiciones, leeré “La rebelión de las masas” de Ortega y Gasset. 
“Camino de libertad”, como el 90% de lo de Fast, me pareció magnífico. Howard Fast es el ejemplo típico del escritor ubicado en función de orientador intelectual, de maestro al servicio de un ideal social. Lo admiro profundamente, con el enorme respeto que me merece. 
Te dije que en “Rosicler” me publicaban todas las semanas . Te mentí. Me publicaron en los n° 2,3,4 y 6, si no me equivoco. En el n°5 (lunes 10) no apareció ninguna mía, pero en el número de hoy aparecen dos, una en colaboración con Marazzi.
“No es tiempo para poetas”  está terminado pero sin pasar a máquina debido a que dí preferencia al aluvión de cinenovelas que me he comprometido a escribir. 
El jueves pasado recibí un nuevo llamado de la gente de “Claudia”. Le pregunté que querían. Me dijeron: “Lo estamos esperando. Tráiganos algo.” Iré en cuanto pueda. La verdad es que esta gente me divierte mucho. No me enojo con ellos porque, después de todo, me hacen sentir importante. 
Dina Holberg (o Holmberg, ¡qué se yo!) es una especie de catadora del gusto popular. Ella tiene pasta -eso dicen- para olfatear qué tipo de material puede o no gustar a las lectoras de la editorial Abril. Yo no creo en ella más que relativamente. tiene una manera muy oficiosa de “sentir” la literatura. Es afecta al sensacionalismo barato. Se vende con mucha facilidad. (No ella, ¡ojo!, sino que vende sus gustos, los subordina a los intereses de las empresa.)
No he leído su cuento. si tú lo has hecho, me gustaría que me lo comentaras en dos líneas.
En “Ficción” creo que me van a publicar “Sin amar”, pero como es una revista bimensual (seis números por año), demás está decir lo que demorará su aparición. 
Ana María Ponce ha leído varios cuentos míos, a través de las revistas, y me ha elogiado “El lobo se acuesta temprano” y “El callejón de los izquierdos al hígado”. Opina que yo soy “un tipo rebelde pero un poco desequilibrado.” (¿Será porque yo le hablé peste de Dios?)
No sé nada que concierna a su vida. Nuestra correspondencia es exclusivamente literaria, asi es que no puedo decir que qué clase de visitadora es. (No creas que mi afición es escribirle a todas las chicas del interior… e indagarle su intimidad. A un Barba Azul como yo eso le resulta demasiado aburrido.)
Cuéntame que ha ocurrido en esta Segunda Jornada Pedagógica y cómo les ha ido a ustedes con el trabajo que han preparado. 
En casa tengo unos cuentos “Cuadernos de cultura” y la verdad es que los he encontrado interesantes.
Con respecto a ese trabajo que han  preparado, me gustaría saber qué soluciones propician a efectos de hacer menos tajante el ritmo de estudios entre las enseñanzas primaria y secundaria. 
Me gustaría saberlo porque -a ojo de buen cubero- yo puedo diagnosticarles el éxito o el fracaso del proyecto… Si es que se trata de algún proyecto.
En esta horrible época de pretendida austeridad, suceden cosas que exasperan al más calmo de los ciudadanos. 
Este dictador de entrecasa que es Alsogaray y que tiene ocupada casi exclusivamente la televisión, anuncia con la mejor de las sonrisas que miles de servidores públicos van a quedar en la calle. Con frescura lindante en lo polar (ni que fuera pingüino) dice que un capataz gana más que un teniente, y “que el teniente trabajada sábados y domingos, etc etc.” ¿Pero es imbécil este hombre? ¿No tiene en cuenta que un capatáz tiene 20 años de servicio, en tanto que un teniente los tiene de vida? Además… ¿qué demonios hace un militar, excepto fomentar la burocracia y ocasionar gastos?
Estas y muchas cosas que están sucediendo en el ambiente político, temo no comprenderlos nunca. Se juega con la credulidad del pueblo, haciéndole creer que una crisis que venimos padeciendo desde hace 12 años puede superarse en un invierno. ¿En mérito a qué magia sucederá este fenómeno?
A todo ésto, y para completar el contrasentido que ofrece la vida ciudadana. Marlene Dietrich actúa en el cine Opera, cobra $400,- la platea y la gente hace colas para verla. 
Hay gente para todo, es cierto. ¿Pero porque permite el gobierno la evasión de divisas que supone el viaje de esta mujer? (Ha cobrado $800.000,- por cuatro canciones televisadas.)
Somos un pueblo bárbaro… estoy convencido. ¡Y después hablan del milagro alemán!
Yo también vi, hace tiempo, “De entre los muertos”, y me pareció la más floja de las películas de Hitchcock. Me aburrió soberanamente. Ni por asomo se asemeja al Hitchcock de “39 escalones”, “Pacto siniestro”, “Cuéntame tu vida” o “Festín diabólico”.
En cuanto a la pobrecita Kim Novak (en “Pic-Nic” me gustó en la escena del baile en el puente) está terriblemente sofisticada. 
En cuanto pueda iré a ver “Compasión de pecadores”  (Bergman) y “Un genio anda suelto”, con Alec Guinness.
Hace muchísimo que no voy al cine (y pensar que antes iba día por medio).
Te agrego una de las mejores poesías que he leido en mi vida. es de Alfonsina Storni. 
Recuerdo que esta poesía la leía a mis amigos -diez años atrás- para que ellos, que era mayores que yo, me explicaran el secreto del prejuicio que la poesía estaba aludiendo. 
Apenas comprendí su hondo y bello significado -bien simple, por otra parte- comencé a “amar” a Alfonsina, pero con una vergüenza como si hubiera sido yo el destinatario de su obra. Dime qué opinas de ella… pero tu opinión sincera. Tu opinión como mujer, no como lectora. Tu creencia al respecto. (Y espero que no me dejes “helado”)
Estimada Elba, siempre espero poder enviarte una carta que trasunta la verdadera alegría que me produce nuestra correspondencia. Por desgracia, factores ajenos coartan esa satisfacción. Sabrás disculparme…
Hasta la próxima. 
Norberto.