Elba: realmente no sé si presentaré mi novela en algún concurso. Ante todo, debo terminarla y estoy muy embalado. En serio, creo que la historia que se me ocurrió es muy atractiva, con mucho gancho, muy cinematográfica. Quienes metieron la nariz (sin mi permiso) en este «cacharro» y la leyeron aguardan entusiasmados el desenlace. Y lo cierto es que todavía no tengo decidido tal desenlace. En cuanto a mi novela anterior, «Hacer el amor», ganó un concurso (como creo habértelo ya comentado), pero como no cumplieron con los plazos de edición prometidos me hice el recio y anulé el contrato. Por supuesto, continúa inédita. A la par de la novela en gestación, el otro asunto que me apasiona es la política. Y me apasiona muy especialmente por la bronca que me provocan casi todos los dirigentes del arco opositor, a cual más necio o más ambicioso. En vez de unirse alrededor de cinco o seis coincidencias básicas y fundamentales (qué hacemos con los fondos buitre; qué hacemos con la inseguridad y el narcotráfico) prefieren permanecer disgregados e integrar grupúsculos tristemente minoritarios. Estos idiotas son incapaces de recrear una especie de Pacto de la Moncloa, como hicieron los españoles. No hay duda de que el futuro inmediato resulta, en lo político (y sobre todo para un periodista), francamente apasionante. Anoche y hoy mantuve encuentros con amigos en los que el tema de las elecciones resultó excluyente. Por lo tanto, ya mismo me meteré de nuevo en al novela. Inventar otra realidad y habitar por un rato en ella suele ser balsámico, muy reconfortante. Cariños, N.