Enero 24 – 1959
Elba:
Reconozco que hay un trilogía de terror que más vale no tocar nunca: política, religión y mujeres. Lo cierto es que yo cedo siempre a la tentación de debatir cualquier cosa referente a estos puntos.
El tema política, por ejemplo, insume en tu carta unas 5 o 6 carillas, a las que yo no puedo responder tan concretamente como quieres, puesto que no hallo solución a tus interrogantes.
Pero creo que para criticar el plan económico de Frondizi no hace falta ser mejor economista que él (tanto como no hace falta a un crítico de música ser mejor músico que Gulda o Brailowsky o Toscanini.
Por otra parte, insisto en creer en la amoralidad del gobierno. Insisto en creer que el gobierno no subió con un programa establecido, y que esta «austeridad» y todas las cosas que vendrán más adelante, es un plan ocasional, arguido al paso y dadas las circunstancias por las que atraviesa el país.
Me parece poco serio que el presidente avale con su honor y se responsabilice personalmente de algo que hace a la salud y a la integridad de la nación (caso contratos petroleras con EEUU) y que en cambio solo someta a la aprobación del Congreso -como corresponde- los convenios suscritos con Rusia.
No creo en los colaborados de Frondizi, individuos que evidentemente pactaron con el peronismo y que ahora, desde el poder (eso es lo censurable), están haciendo proselitismo (caso Allende, ministro de Trabajo).
La casa de gobierno, el congreso y el ministerio de guerra elaboran una política de palacio, atravesada, sin un norte, acaso porque ellos mismos no tienen pleno convencimiento de que lo que están haciendo es lo que corresponde.
Estas son palabras, claro… y tú pretendes que te diga qué debe hacerse en estos casos.
No sé, pero de ningún modo movilizar a los gremios, ilegalizar sistemáticamente los paros e invadir las barriadas populares con tanques y carros de asalto y policía montada.
Esa es la mejor propaganda que pueda hacerse al peronismo y al comunismo.
Y evoco esto mientras «el jefe» asiste a una visita cuyos objetivos no son muy argentinistas, puesto que los yanquis jamás demostraron interés por servir desinteresadamente a nadie (cosa que desde el punto de vista de potencia imperialista -cuidadosa de sus intereses- es justificable).
Tú te preguntas si había otra salida al tremendo problema de la miseria e indigencia que padecemos. Supongamos que no lo haya.
En tal caso, Frondizi nos engañó. Yo le oí decir muchas veces que Aramburu exageraba cuando se refería a la estrechez de recursos que contaba Argentina. Se mofaba de él. E incluso en su mensaje del 1° de mayo dijo que no le temía a la crísis. ¡Qué ocurrencia! Ahora se arrodilla ante Rockefeller y le mendiga los dólares que posibilitan nuestra salvación.
Pero tenemos un portaaviones y generales a los que se les paga $39.000- por mes (como suena: 39.000-). Y se frustró la nacionalización de la CADE, y pronto tendremos el monopolio de la carne (regido por Smithfield, capital inglés), y no sería nada extraño que los ferrocarriles pasen otra vez a organismos privados. En suma: austeridad.
Pero te repito que yo no sé como podría arreglarse todo ésto. Lo que sé es ésto: que estoy decepcionado y que me siento como ese chico al que un día le dicen: «Nene, los reyes son tus padres.» Y al nene la ilusión se le viene abajo y hasta odia a sus padres.
El ambiente gremial es igualmente sucio, por propia suciedad y por suciedad que le echan encima. (Hay ocho dirigentes bancarios detenidos «a disposición de la Marina» ¿qué es ésto? ¿La Marina se declaró soberana?)
Hagamos una pausa para tomar una coca-cola. (En serio.)
Recién ahora me doy cuenta que estoy escribiendo con letra inclinada. Me sale peor que la otra, no?
Si, ya apareció. «Los años encima.» (En «Estampa»). En «El hogar» me perdiera «Buenos Aires, siempre y nunca». Es para matarlos.
Te adjunto «Dentro del silencio», escrito en el año 1955. ¿Es un tantito fuerte, verdad?
He terminado «Excursión al club». A mis amigos les gustó mucho. Es un cuento bastante divertido. Irá a «Claudia», creo.
Veo que mi acotación sobre el tiempo que me dedicas no fué interpretada con el humor que yo imaginaba.
Tú gastas un párrafo en darme explicaciones que no tienes por qué hacerme. Sabes cuánto valoro la inter-independencia del hombre y la mujer. Qué ruines me parecen esos tipos que con toda seriedad inquieren acerca de las nimiedades de que se ocupó su señora o su novia, y que hacen privar un tortuoso sentido del orgullo por un detalle que les resultó particularmente molesto.
Por ejemplo:
EL: ¿Con quién te encontraste?
ELLA: Con Fulano
EL: ¿Y por qué no me lo contaste?
ELLA: Se me pasó.
EL: (Explota:) Mentira! Posiblemente tenías especial interés en ocultármelo.
A partir de esta escena se me podrían ocurrir dos docenas de historias distintas (Y a cual más humana.)
Respecto de tu posible viaje, te adelanto que yo tengo vacaciones desde el 18 de marzo.
A partir de entonces y hasta principios de abril tendré más tiempo, lógicamente, para dedicarlo a servirte de cicerone.
Me pides que te defina el término «negrero? ¿A qué viene?
Pienso que negrero es el tipo que explota al negro, que lo usufructúa a sus expensas, que lo disfruta. Por extensión, a todo individuo esclavista y aprovechado.
Pero… ¿por qué?
Son casi las 4 de la mañana. ¿Me voy a dormir? ¿Qué te parece?
Saluda a tu madre y a tu hermana.
Norberto