Elba: noche fría y lluviosa del jueves. Graciela me está preparando una nueva ración del tónico contra el catarro, según tu sabia receta. Vine a esta oficina con el propósito de escribir algunos párrafos de mi novela, pero descubro que tengo pocas ganas. Más me atraen los programas políticos, como el de Nelson Castro, que están en pantalla.
Por estos días Scioli ha multiplicado su publicidad, en buena medida basada en infundios. Jamás he visto una campaña tan artera como la del Frente para la Victoria, cuya única y exclusiva finalidad es la de sembrar miedo y en la de echar pestes sobre el adversario. Algunos amigos estiman que con ese recurso Scioli está acortando distancias, cosa improbable.
El debate me pareció bastante aburrido y muy mal organizado, con imprecisas reglas de juego. Además, estuvo plagado de propuestas teóricas (el típico blablá) y de preguntas que no obtenían respuesta.
En efecto, fue muy lindo y demasiado breve mi encuentro con tu hermana. En la charla traté en vano de recordar en qué verano, de qué año, nosotros nos conocimos en Mar del Plata, creo que en el café Sao. Es inevitable que la evocación se vuelva brumosa, entre otras razones porque mucho hemos vivido desde entonces, y porque una multitud de otros recuerdos han ido atosigando nuestras neuronas. En general, mi memoria es bastante imprecisa y suele confundir hechos que me sucedieron con hechos que me hubiese gustado que me sucedieran. ¡Que lío!
Ahora somos muy muy grandes y temo que todo esfuerzo por remontarnos al pasado, a nuestro paleozoico, nos provoque vértigo y exceso de nostalgia. Evitémoslo.
Contame algo sobre el grupo Praxis, sé poco de él. Y contame por qué te casaste en tiempo récord. ¿Fue un casorio de apuro?
Cuando retomemos esta charla ya habrá nuevo presidente. Dame noticias de como reaccionó la gente en tus pagos.
Cariños, N.