15 de abril de 2015
Estimada Elba: aquí estoy, en la oficina de Graciela Frega, una gran amiga que maneja una agencia de prensa. Esta oficina está en un sexto piso de la Avenida del Libertador, en Retiro; el domicilio de Graciela está en el octavo. Son casi las 8 de la noche y a esta hora ya puedo apropiarme de toda su parafernalia tecnológica, un engendro maravilloso que decidí no incorporar a mi propio domicilio, en la Avenida 9 de Julio. Desde esta oficina hago envíos a La Nación y a otros medios, intercambio datos y chismes con colegas y amigos, y, por si fuera poco, persisto en la improbable creencia de que soy un literato. Como bien decís, hay que mantenerse activo… y no solo por propia conveniencia (esto es, para mantenerse intelectualmente joven y jovial, entero por dentro) sino, también, por cuestiones económicas: ir al teatro se ha vuelto casi prohibitivo (Susana Giménez, 700 pesos la platea; Serrat, 1500), ¡pero aun así casi todos los teatros están llenos! Dado que ahorrar no tiene mucho sentido, por culpa de la inflación, es común que gastemos nuestros dineritos en espectáculos (que para eso Buenos Aires es colosal) y en viajes. En suma, son variantes que nos permiten mantenernos activos. Espero que hayas solucionado tu problema de luz y que entonces este mensaje tenga buen destino. Habrá un próximo boletín.
Cariños, Norberto.