Segunda mitad de 1952

Amigo Benedetti:

No le escribo a usted, sino a la Patria. (Calcule, de aquí a cien años, a los diez de mi muerte, el brillo o punta que pueden sacarle a la frasecita esa los muchachos del Instituto. ¿O sueña usted que será superada en difusión y prestigio por «¡Qué pandeiro, mamita!»?) ¿Para qué le escribo? Bueno, por charlar, porque extraño la cuna compartida con el pibe Ducasse, la buena gente y la otra. Y, sobre todo, para probar suerte y ver si hay posibilidad de conseguir chismes o recortes o cualquier cosa vinculada a la vida literaria de esos pagos. Me escribieron que [en] un artículo decía Emir que mis libros se agotaban. Es un excelente gag para vender a los hermanos Marx. Si logro documentarlo lo trasladaré al sufrido editor de la VB para que se convenza de que las pilas de libros que continúa almacenando zon (sic) entelequias, hombre. Bueno, hábleme de la nouvelle que estaba terminando hace un año o dos. Dígame qué hace la gente. Recibí el último Número , pero tengo que rescatarlo de casa de un amigo. Tuve tiempo de mirar los poemas traducidos por Idea y ando buscando el disco de ‘Si tú te imaginas’. Si alguna vez le viene bien mándeme algunos sueños realizados (sic), para admiradores. Pero hay además gente interesada en venderlo acá; una editorial vinculada a librerías. No sé si es posible; en ese caso se podría hacer lo mismo con todos los libros editados por Número . Pienso que el problema principal estará en el precio. Para que pueda saciar la curiosidad de las grandes masas, le aviso que acabo de corregir pruebas de la novelita del Hotel Carena. En cuanto a Emir, si acabó de desempolvar y poner orden para Aguilar, que conteste alguna de mis cartas de dos años atrás. Dígame cómo anda la salud de Idea y si Claps ya se hizo millonario.

Onetti


Publicado en www.onetti.net