Dome querido:

En este día en que la tristeza me embarga quisiera tenerte cerca para poder depositar en tí todo lo que siento, todo eso que tal vez no tiene razón de ser pero que quiero que tú comprendas. 

Cuando a oscuras o en la soledad pienso en ti, te digo y te cuento tantas cosas lindas y feas, cosas que si te las dijera nuestro noviazgo estaría mejor encaminado, pero sucede que al encontrarse nuestras miradas el amor nos hace olvidar todo. 

Muchas veces me pregunto, porque me aprisionan el corazón de tal manera las dudas, la incertidumbre, las sospechas, todo eso que me impide aprovechar bien todos los dones que nuestro Señor con tanta generosidad nos ha querido dotar. 

Si yo podía expresarte aunque sea en un papel todo lo que siento, todo ese amor que yo tanto soñe y que ahora poseo, ese amor que me da los momentos más felices e inolvidables y que en otras oportunidades me hace vivir las lágrimas más amargas.

A veces temo que no me conozcas que no consideres lo que yo soy, y a este pensamiento me lleva muchas veces tu comportamiento. 

Ya vez todo lo que pienso, cuantas cosas se me ocurren; ya tiene la razón de que muchas veces no me encuentres con la sonrisa a flor de labios. 

Te ruego que no te rías ni te sientas culpable de todo esto que sucede dentro de una chiquilina tonta y sin experiencia, lo único que quiero es que conozcas aunque te desengañes. 

De todas estas cosas trato, siempre de no dejarme abatir y lo único que me puede salvar es el continuo contacto con nuestro «Señor Jesús» 

Supongo que te habré sorprendido o enojado. Si es así te ruego que me perdones y que sepas comprender la tranquilidad y el alivio que me proporciona el saber que tú posees un corazón con todo su contenido»amor o duda, feliz o enojada, alegría o tristeza. 

Te despido; ya casi totalmente curada del comienzo de la presente, quien lo único que quiere conseguir es brindarte el amor más puro y sincero. 

Raquel.