Agosto 1996
Hermanas y Madrina queridas:
Les hago llegar en estas paginas todo lo
que siento con palabras inadecuadas el proceso de mi dolor, angustia e
inevitable resignacion a la realidad de esta vida.
Quien mejor que Uds. pueda entender la sangre que nos une y la esencia que nos forma.
Gracias Dios mio por el gran privilegio de nuestra familia! Con amor vuestra Rita
Señor te ruego! El dolor me ahoga la
garganta me aprieta el corazon tan fuertemente que me paraliza el
movimiento; me envuelve en una nube de lagrimas; me impide razonar que
MI MAMÁ, no otra, pero la MIA se murió.
Mi mama? La que tiene “[¿shaure?] de mamma” la que no quize cambiar
por otra cuando era chica en el Policlinico y la que me perdona todo de
grande.
NO mi mamá! La de las manos milagrosas, el corazon simple, la que dá forma a lo antabgible.
Mi mamá? La de los ojos verdes y boca “pizzutta” de cuerpo ondulado,
con abrazo que te únden en amor e intimidad, la que hace “ballare” ai
“piccidiri”, la que canta con notas propias y no solo sabe bailar el
waltz y la mazzurca pero Charleston también.
Seguramente NO MI MAMÁ! La que de lejos o cerca no te abandona nei
preghiere, la que con una palabra te hace sentir mejor no importa que
te duela, la de la comida rica [¿?].
NO marianinna? La mujer que mi papá adoró! NO! no puede ser si mi mamá es la que era para siempre; no me queda otra que contarle a mi mamá lo que dicen que MI MAMÁ se murió.
Maria! Voz que “giuste tutte cose” Que hago? Dicen que llegó mi
turno de no tener mamá y no puedo aceptar esta realidad. Y no aguanto
el dolor ni de día ni de noche. Te ruego mamita de alma que me ayudes
con esta angustia, no me dejes con este sufrimiento.
Asi solo después de pedirle a mamá que use su amor otra vez al
rescato de mi desesperación que empezé a reconocer la actividad de
Espiritu Santo, el que fue presentandose en todo lo que me rodea. En el
rostro de mis hijos, en el carácter de mi marido, en el amor que
siento para cada una de mis hermanas, en el jardin, en la olla de succo
que [¿?], en una milingiana hermos que ví en la verduleria, en el
rosario que digo y la Santa Misa que escucho; o sea mamá con su
intercesión me manda a su a manera a Jesus para desatar el nudo que
ahogaba la garganta y haga espacio en mi pecho para que el dolor se
alivie, ve las manos de mamá en las manos de la Virgen y siento como
si esas manos me secan las lagrimas de desconsuelo y las reemplazan con
lagrimas dulces, lagrimas de agradecimiento y tributo, a MI MAMÁ que es para siempre y vive en mi.





