Mi querido Théo:

En fin, te envío un pequeño croquis para darte una idea aproximada del giro que toma el trabajo. Porque hoy me he vuelto a poner a la tarea. Tengo los ojos fatigados todavía; pero en fin, tenía una idea en la cabeza y éste es el croquis. Siempre tela de 30. Esta vez es simplemente mi dormitorio; sólo que el color debe predominar aquí, dando con su simplificación un estilo más grande a las cosas para llegar a sugerir el reposo o el sueño en general. En fin, con la vista del cuadro debe descansar la cabeza o más bien la imaginación.

Las paredes son de un violeta pálido. El suelo es a cuadros rojos.

Seurat: pintor francés, uno de los creadores del puntillismo. La madera del lecho y las sillas son de un amarillo de mantequilla fresca; la sábana y las almohadas, limón verde muy claro.

La colcha, rojo escarlata. La ventana, verde.
El lavabo, anaranjado; la cubeta, azul.
Las puertas, lilas.
Y eso es todo -nada más en ese cuarto con los postigos cerrados.
Lo cuadrado de los muebles debe insistir en la expresión del reposo inquebrantable.
Los retratos en la pared, un espejo, una botella y algunos vestidos.
El marco -como no hay blanco en el cuadro -será blanco.
Esto, para tomarme el desquite del reposo forzado a que me he visto obligado.
Trabajaré aún todo el día de mañana; pero ya ves qué simple es la concepción. Las sombras y las sombras proyectadas están suprimidas; ha sido coloreado con tintes planos y francos como los crespones. Esto va a contrastar con, por ejemplo, La diligencia de Tarascón y el Café nocturno.

Vincent tenía la vista muy cansada debido a una serie de croquis que había tomado de la diligencia de Tarascón. No te escribo más porque voy a comenzar mañana muy temprano, con la fresca luz del amanecer, para acabar mi tela.

No te olvides de darme noticias de cómo van los colores.

Espero que me escribirás uno de estos días.

La próxima vez te haré un croquis de otras piezas.

Un apretón de manos.