Infamous

Douglas McGrath

Estados Unidos, Jack and Henry Productions Inc., 2006

Por Victoria Orella

El cine, al igual que la literatura, en tanto que prácticas discursivas artísticas, nos ofrecen otra mirada sobre aspectos de la realidad. Por ello, en la presente investigación, centrada en el estudio de la escritura epistolar en prisión, tanto en la línea de la comunicación epistolar como en la de la microhistoria y el registro de la vida cotidiana de una parte de la población en condiciones de marginación, consideramos que el análisis de un texto fílmico contribuye en la profundización de dicho estudio.

La vida en prisión ha sido representada en numerosas películas a lo largo de la historia del cine. La violencia, ya sea entre los internos o ejercida por la propia institución penitenciaria –en tanto aparato ideológico represor o a través de sus agentes- hacia estos, ha generado un corpus de obras cinematográficas sustancioso. No puede decirse, sin embargo, que la correspondencia en prisión sea un aspecto de esa vida en condiciones de reclusión que haya recibido un amplio tratamiento en el cine.

En las líneas que siguen el objetivo será analizar en el film Infamous algunos de los temas que a lo largo de la investigación realizada se han identificado como pertinentes para pensar las particularidades que caracterizan a la práctica epistolar en prisión.

Infamous , de Douglas McGrath, nos sitúa en una época de la vida del escritor estadounidense Truman Capote, narrando el proceso de creación de su novela A sangre fría, centrada en el cuádruple asesinato cometido por Perry Smith y Richard Hickock en Kansas en 1959. El film de McGrath, a partir del libro de George Plimpton, Truman Capote: In Which Various Friends, Enemies, Acquaintances and Detractors Recall His Turbulent Career , construye un relato que se inicia prácticamente cuando Capote lee la noticia del asesinato de cuatro de los integrantes de la familia Clutter y decide viajar a Holcomb para conseguir mayor información con el objetivo inicial de hacer un reportaje y finaliza con la muerte de los asesinos, Perry y Dick, condenados a la horca por el estado de Kansas.

Entre el asesinato de los Clutter en 1959 y la muerte de Perry y Dick pasaron casi seis años. Durante ese tiempo, Capote se introdujo en la vida de algunas de las personas relacionadas con los Clutter y con la investigación del crimen, obteniendo material para la creación de lo que no fue finalmente un reportaje sino una novela, una non-ficition novel como la llamó el propio Capote, en la que hechos reales son narrados con técnicas de la novela de ficción. Cuando los asesinos fueron descubiertos y detenidos, Capote consideró que debía incluir también el lado de la historia que sólo estos podían contar. De ahí que, una vez que fueron encerrados, el escritor comenzó a visitarlos para ganarse su confianza y le ofrecieran su visión de los hechos. Si bien Dick Hickock se mostró desde un principio dispuesto a darle a Capote todo tipo de información, Perry Smith estableció una barrera que sólo la apertura emocional de Capote, al contarle su historia personal y el suicidio de su madre, pudo derribar. El momento de conexión que ese establece entre ambos desde ese día aparece representado en el film, dando paso luego al relato de la relación entre ambos hombres; relación que en gran parte será de carácter epistolar.

La correspondencia como nexo entre un adentro y un afuera

En el film se nos muestra como tras las primeras visitas, Capote no ha conseguido ganarse la confianza de Perry. Aun así, Capote no se da por vencido y cuando vuelve a Nueva York decide enviarle por correo un conjunto de revistas de pornografía. No se trata, entonces, de una carta sino de un envío postal que incluye un objeto. Un objeto al cual el preso no tiene acceso en el interior de la prisión y que se vincula con un aspecto de la vida del preso, la sexualidad, que se ve directamente afectado por la condición de reclusión.

La respuesta de Perry, quien le agradece su amabilidad pero le confiesa que el material no ha sido de su gusto, da paso al comienzo de un intercambio de cartas y objetos, ya que el siguiente envío que le hace Capote lo constituyen dos libros escritos por él. Incluso, de las últimas escenas de la película deducimos que en algún momento le hace llegar un grabador, tal y como Perry le ha pedido, y un cassette para que este pueda grabarle una canción.

De esta forma, la relación epistolar que se establece entre ambos le permite a Perry realizar una conexión con el exterior. Por un lado está el tiempo-espacio de la prisión y por el otro el tiempo-espacio que le “abren” a Perry las cartas que Capote le escribe. A lo largo de los años que dura ese vínculo epistolar, Capote le envía cartas desde Nueva York, desde Suiza, entre otros lugares, y Perry le interroga en sus cartas no sólo sobre él, sino sobre cómo es el “ahí fuera”. El contacto que mantiene con el exterior, como recluso, se circunscribe casi únicamente a su correspondencia con Capote, a quien, durante cinco años, le escribe las dos cartas semanales que le están permitidas por la legislación. Las cartas de Capote irrumpen como presencia de lo externo, abriendo una especie de túnel que conecta con el mundo de extramuros.

La escritura epistolar como expresión del mundo íntimo y espacio de privacidad

A través de las cartas Perry se abre a Truman Capote como en persona no ha conseguido hacerlo con nadie. La escritura epistolar se convierte en una forma de expresarse, de plasmar sus pensamientos más íntimos. Se transforma, con el tiempo, incluso en una necesidad, en un refugio. De alguna forma, Capote aprovecha esta comunicación de lo íntimo como material para crear al personaje de Perry en su novela, aunque al mismo tiempo vaya creando un verdadero vínculo afectivo con él. La extensa correspondencia, unida a las escasas visitas que Capote puede hacerle a Perry en esos años, le permite al escritor construir un retrato del asesino con una profundidad que no hay en el de Dick. Es a través de la escritura epistolar, incluso, que Capote, como le confiesa a Perry en una de las primeras visitas, ha llegado a pensar que hay algo en él de artista.

En el film, podríamos decir que desde el punto de vista de la caligrafía, la carta aparece también como expresión de lo íntimo. Capote se sorprende, al recibir la primera carta, de la letra cuidada y elegante de Perry. Habría sido normal, siguiendo la línea de razonamiento que se desprende del comentario de Capote, que la letra de un asesino fuera desprolija, como si el desorden interior hallara su correlato en una caligrafía poco armónica. El mundo interior de Perry se le abre a Capote, o al menos según su interpretación, también a través del trazo de la escritura.

Por último, habría que remarcar en este apartado, como un recurso fílmico para resaltar esta idea de la carta como expresión de un yo íntimo, que el contenido de las cartas en su mayoría le es dado a conocer al espectador a través de imágenes que nos muestran a Perry en un primer plano largo y de la propia voz del personaje que parece que leyera sus cartas mirando a cámara directamente. Las cartas, por tanto, no se muestran tanto como objeto, dejando de lado su materialidad, sino como expresión de un yo, ese yo que aparece en primer plano y que recita su contenido.

Las cartas como forma de paliar la soledad y luchar contra el aburrimiento

Ya en la primera carta Perry hace referencia a la necesidad, cuando se está recluido en una prisión, de tener que llenar el tiempo. En el interior, el tiempo no transcurre de la misma forma que en el exterior, adquiere otra densidad.

Por ello, Perry, al recibir las revistas pornográficas le contesta en una carta que no sabe cuánto tiempo estará ahí dentro, dependiendo de si los condenan a muerte o a cadena perpetua, pero el tiempo que esté ahí quiere “ llenarlo con belleza e inteligencia”. El tiempo en prisión no se vive, se llena y, entre otras cosas, se hace leyendo al otro.

En la vida cotidiana en prisión apenas si hay novedades. En el film, este tiempo no marcado, en el que una de las pocas novedades puede ser la negación de una apelación, queda remarcado cuando Perry dice en una de sus cartas “no tengo novedades”, una frase que podría repetirse prácticamente en cada carta.

Además, las misivas que Perry recibe de Capote se convierten en algo esencial porque le ayudan a combatir la soledad. Una doble soledad, pues Perry no comparte celda con ningún recluso; pero también es una soledad interior, resultado de una historia familiar desastrosa y de una vida marcada por el rechazo. Por eso, a medida que pasa el tiempo, las cartas de Capote se vuelven imprescindibles: Perry, entre el ruego y el imperativo, le dice en una de sus cartas “Escríbeme pronto”, “No sabes lo que siento cuando traen el correo y hay algo tuyo”.

Expresión del mundo íntimo, instrumento de conexión con el exterior y de apertura a un otro , la práctica epistolar en prisión presenta las funciones típicas de esta práctica, al mismo tiempo que está sujeta a ciertas particularidades debido a la condición de reclusión de uno los sujetos que participan en el intercambio. Tal y como se desprende del análisis de las cartas en el film Infamous , el emisor y el destinatario necesariamente no comparten el mismo espacio, ni el mismo tiempo, sino que la carta hace de puente entre las coordenadas espacio-temporales de uno y otro. Truman Capote y Perry Smith pueden verse durante las visitas, pero la comunicación epistolar es la continuación de esa relación por otro medio, la misiva, a través de la cual se pretende anular la distancia, la barrera que supone la privación de libertad de uno de los dos sujetos. La carta está en lugar del otro.

Por otro lado, en condiciones de privación de libertad, la carta es una forma de comunicación no sólo deseada, sino casi necesaria, principalmente cuando se trata de condenados que no comparten celda, como es el caso de Perry Smith en la película. La carta es, en este sentido, diálogo diferido con un otro, pero también resultado de una necesidad de expresión de un yo, rozando, incluso por su propia frecuencia, la escritura de un diario íntimo.

El análisis de la carta en un texto fílmico desde estas perspectivas –medio para mantener una relación con alguien que está fuera y resultado de la necesidad de expresión del mundo íntimo en un contexto de encerramiento- resulta pertinente en la medida que supone una contribución a una historia de la cultura escrita. Por ello, este breve análisis se propone como un inicio de lo que en un futuro puede constituirse en un trabajo en torno a un corpus de films que representen este aspecto de la vida cotidiana en la prisión.

Dirección: Douglas McGrath

Producción: Jocelyn Hayes

Guión: Douglas McGrath y George Plimpton

Música: Rachel Portman

Montaje. Camilla Toniolo

Reparto: Toby Jones, Sandra Bullok, sigourmey Weaver, Gwyneth Paltrow, Mak Rubin, …

Duración: 110 minutos

País de origen: Estados Unidos

Categorías: Películas