Saludos, mi señor, mi comparable hermano Paulus.

Yo, Arriano, te saludo rezando porque todo esté bien en tu vida. Menibios fue a verte y pensé que era necesario hablarte tan bien como a nuestro señor padre. Ahora, te recuerdo que debes cuidar el gimansio, para que no tengamos problemas.

Heracleidas no podría hacerlo: ha sido nombrado para el consejo de la ciudad. Si tienes la oportunidad, compra dos arouras, pero envíame primero el bálsamo de hígado de pescado, lo que creas que es bueno. Nuestra señora madre está bien y te saluda, así como a tus mujeres e hijos, hermanos y toda nuestra gente. Todos aquí te saludan. Rezo por que te vaya bien, en el Señor.