La galaxia de Virgilio

Dedicar un homenaje a Virgilio Piñera ha sido, desde hace varios años, un deseo incumplido por La Gaceta de Cuba. Y ahora, justamente cuando se conmemoran veinte años de su muerte, ocurrida el 18 de octubre de 1979, hemos tenido acceso a dos zonas de su papelería inédita (aún, al parecer cuantiosa) que se deben, a su vez, a dos momentos diferentes de su vida, ambos marcados por intensas amistades. La contraparte del primero de esos momentos es otro imprescindible de las letras cubanas: José Rodríguez Feo, a quien también hemos querido recordar, y debemos a la generosidad de la doctora Marta Arjona, en cuyas manos Pepe depositó gran parte de sus archivos, la posibilidad de darlas a conocer aquí. Esas cartas, en su mayoría, están escritas desde Buenos Aires, donde, como es conocido, Virgilio vivió catorce años, y corresponden al segundo y tercer períodos de su estancia en aquella ciudad: allí están sus labores como gestor de la revista Ciclón, las relaciones que estableció con importantes círculos y personalidades de la intelectualidad argentina (Borges, las Ocampo, Bioy Casares, José Bianco, Gombrowicz, entre los más significativos), así como sus esfuerzos, siempre arduos, por insertarse él mismo en aquel universo. 
También, como es natural, hay numerosas referencias al ambiente cultural y político cubano de los 50, que Virgilio suele calificar con agrias palabras. 
El segundo de los momentos procede de los años de la vida de Piñera, y se vincula con las tertulias que él presidía en la casa de la familia Gómez (descendientes de Juan Gualberto Gómez). La organización de este segundo conjunto se debe al crítico y poeta Jesús Jambrina. Ambos momentos no sólo enriquecen el conocimiento de los avatares vividos por Virgilio, sino también lo revelan en su causticidad, en su humor irreverente, en sus temores y rechazos y, sobre todo, en la pasión con que acogía esas amistades que ya formaban parte inseparable de su galaxia.

Noviembre 16/55

Mi querido Pepe, 
al fin recibí carta tuya. Veo que la sangre no llegará al río. y que Ciclón seguirá su ruta triunfal. No me dices si has visto a Luis y cómo le va a esa alma indecisa. También recibí una postal aérea de Mariano y Celeste -una postal con el famoso cuadro de Dalí del reloj blando. Imagino como te sentirás de solo sin nosotros. Pero tú eres bien estoico y sabes sobreponerte. Yo pienso estar por acá estrictamente hasta ver publicada la novela. Ya hablé con Bianco en este sentido y he quedado en dársela tan pronto la tenga terminada. 
Victoria se quedó deslumbrada con el abanico. Imagina si se conmovió que, ella estaba en secreta conferencia política con un capitán de navío (con motivo de la difícil situación política del país) salió al despacho en que me encontraba con Bianco, agitando el abanico y dando voces de admiración. Te manda mil recados conmigo, que has tenido un gesto caballeresco, que es una gran delicadeza de parte tuya, que las pinturas son preciosas, etc. etc. Hablamos entonces como media hora, por supuesto, del momento político argentino. Bianco me preguntó muy sorprendido si nosotros estábamos autorizados para publicar esos magníficos textos franceses, y yo lo puse en su lugar. Le contesté elegantemente que Queneau era amigo tuyo a través de Carpentier, que el texto de Merle había sido autorizado por el propio Merle más los derechos, del libro, etc. Que lo Torma había sido autorizado por el director de los cuadernos de Patafisica. Murena, que estaba presente, me preguntó si la revista se vendía en Bs. As. También lo puse en su lugar. Le dije que Ciclón se vendía a diez pesos argentinos y que entre Galatea, Hachette y Pardo se vendían más de cincuenta ejemplares. Vuelvo a Victoria. El 25 esta dama hablará en la Sociedad Argentina de Escritores sobre Ortega en un homenaje monstruo que dicha sociedad le rinde. Aprovecharé el momento para pedirle un artículo sobre Ortega. También hablarán Guillermo de Torre y Francisco Romero. A estos los veré antes y les pediré. Tengo que hacerlo pronto pues Ciclón debe salir a principios de Enero y ya ves como todos demoran las colaboraciones. H. me cuenta que lo de Asturias es increíble: lo hace ir una vez y otra y no le da nada; igual con Mastronardi para no hablar de Silvina, pero ahora, entre los dos les arrancaremos las colaboraciones. En cuanto a Borges tengo que hilar muy fino, pues está abrumado de trabajo. Director como sabes de la B. Nacional y además catedrático en la F. de Filosofía. Pero la madre está chocha con su abanico. Fui a tomar el te. Estaban la Peyrou , Wally Zenner, la Larreta , Mariana Grondona, la Bulrrich. Todas dieron gritos muy femeninos. Después fuimos todos con Borges a la sociedad de Escritores donde a las siete Borges hablaría sobre el Ossian de Macpherson. Pero antes pasamos por la B. Nacional pues Borges quería enseñarme la B. y la casa que él vivirá (dentro de la B. ) en su carácter de Director. Allí pasamos media hora subiendo y bajando escaleras, visitando piezas soturnas, etc. Es una casa situada en el segundo piso de la B. construida a principios de siglo. Después le escuché la conferencia. Al día siguiente nos vimos en lo de Graziella. El viernes voy a la Biblioteca , pues él me quiere mostrar unos libros raros y allí le daré el asalto para lo de Ortega. Ya he puesto en correos todas las revistas; en cuanto a librerías, los libreros las tienen pero no las quieren lanzar hasta principios del mes entrante, pues deben ir saliendo del número black. Sábato postergó su entrevista conmigo para el martes 22. También le pediré algo sobre Ortega. Si puedes llama a Sandú y dile que su móvil ya lo entregué a Kosice, que éste recibió ya su carta. Te incluyo la carta de Gorlier y la dirección que me olvidé poner en mi anterior. Asunto editorial: Kalbermaten y Carlos Aparicio (el señor que quería poner la revista en la Habana , ¿te acuerdas?) me han hablado para que en vez de editorial sea una revista de tipo internacional. Kalbermaten te escribe esta semana mismo sobre esto. Pretenden que tú aportes un capital, y ellos también aportarían constituyendo una sociedad anónima. Yo les dije que como representante tuyo sólo podía decirles que la idea era buena pero que sólo tú tenías la decisión en este asunto. Yo no puedo aconsejarte en ningún sentido pues desconozco esta clase de empresa. Tú puedes contestarle que como esos asuntos no pueden ser tratados sino personalmente, ellos deben esperar tu llegada a Buenos Aires, etc. etc. Con eso te los quitas de arriba. Cuéntame cómo salió todo lo del juicio del 11. Cuéntame más chismes sobre Ciclón. Estoy buscando departamento y creo que al fin nos mudaremos en uno cerca del Consulado. Ya te avisaré si esto se da. Estoy bastante deprimido pues bien sabes que esta ciudad no la trago con sus brumas y sus tristezas, y menos mal que es verano. Además, lo político está muy malo. Ya estarás enterado del cambio de Lonardi a Aramburo. En el fondo el país está gobernado por los militares. Hay conatos de huelga que no sabemos cómo sofoca el gobierno pero que probablemente serán reprimidos todos sangrientamente, como es típico en esos casos. Todo el mundo habla de la posibilidad de una guerra civil. Veremos. Bianco te manda muchos saludos. La madre de Borges te escribirá muy pronto y lo mismo Victoria. Así me lo dijeron ambas. El hijo de Macedonio me dio las gracias por el artículo de L. A. Sánchez sobre su padre. ¿Qué tú haces, alma mía en el curso del día? Cuéntamelo todo. Mañana escribo a Mariano. Qué divertida esa discusión entre Agustineta y Clarianeta sobre mi artículo de Ballagas.* Si los ves a Marré y a Arrufat dales mis saludos. Ya hiciste el meeting con Ramón? No te olvides de mi posible puesto, presiona a Fico. Bueno, Pepe, me voy a la calle a ver viejitas jardín y muchachos en flor… Humberto te manda un abrazo. Recibe mi cariño. Saludos de nuevo a tu madre. 

Virgilio

Agosto 24/56

Querido Pepe, 
recibí de nuevo carta tuya y ayer, el Ciclón. El número está muy cuidado; yo lo he leído todo y no encuentro erratas. Además, es un número muy bien balanceado. Magnífico quedó el anuncio de mis cuentos. 
Bianco está tan entusiasmado que no uno sino tres cuentos publica en este número de Sur: » La Caída «, » La Carne » y «El Infierno». Casi seguro, publicará en letra más pequeña el prólogo que yo he escrito a los cuentos. En la próxima te mandaré la prueba del prólogo, ahora no tengo copia. Sabes que no tengo máquina, y Bianco sacó tres copias en Sur, una para Sur, una para López y la otra para G. de Torre. G. de Torre me mandó a buscar para decirme que le habías escrito (por supuesto, nada me dijiste) que le habías conseguido conferencias en la H. etc. El se va a Méjico el 16 y estará en H. para los primeros días de octubre. Me pidió datos personales míos, etc. para redactar la solapa del libro. ¿Sabes que Losada está chocho con los cuentos? Y todo el mundo. Al fin, después de diez años, se dan cuenta con qué huésped contaban. 
Por favor, Pepe, escribe a Bianco, no por política intelectual, sino por simpatía. Se ha portado muy bien y tiene un verdadero entusiasmo por mi libro. 
Hoy es el cumpleaños de Borges, en la Bib. Nac. le dan un homenaje consistente en un chocolate y jerez. Va todo el mundo. Silvina me habló para que nos reuniéramos allí. ¿Por qué no le pido el poema a Silvina? No veo el motivo. Explícame. Aunque, como te decía en mi anterior, se lo había recordado ya. 
Ghiano entregará un ensayo la semana entrante; Rest el lunes 27, y como te decía, Molinari te lo ha mandado por correo. No te impacientes con los libros pues no hay tiempo todavía para su llegada. Los primeros 8 paquetes salieron de acá sobre el 15 de julio, o unos días antes de irse H. y debes contar siempre 50 días. Yo calculo que estarán chez Olga para principios (del 3 al 5) de septiembre. 
Por fin volaré a Braniff el día 23 de septiembre. Dirás que dilato el regreso, pero fíjate que Sur saldrá sobre el 12, que veré el 15. tengo que esperar una semana de cinco días para lanzar el libro, y alejarme. 
Si puedes, mándale a Peyrou un ejemplar por vía aérea. 
¿Qué me cuentas de Orlando? Dime cómo sigue tu garganta y aclárame qué cosa es. Abrazos. 

Virgilio.

Oye, tengo aquí el texto de Saint Genet, hace tiempo traducido y que me olvidé entregarte. ¿Te lo mando o lo llevo a mi regreso?

Septiembre 4/56

Mi querido Pepe, sólo un gran dolor, una gran desilusión pueden arrancarnos palabras tan melancólicas como las que encabezan tu carta de ayer. ¿Qué te ha pasado? ¿Quién te traiciona o va a traicionarte? Mucho te agradezco que hayas tenido esta expansión del ánimo conmigo. Pocas veces me confías tus verdaderos sentimientos, y esto porque eres de una reserva sobrehumana, reserva que, a primera vista podría calificarse de indiferencia. 
Pero tú sabes que la gente te tiene ojeriza por tu manera explosiva de tratarlos, aunque si son inteligentes nunca tomarán esto como vara de medir para juzgarte definitivamente. En ti, como en cada ser humano, hay dos y hasta varias personalidades, que luchan ferozmente entre sí. Ahora bien, ocurre que de esas personalidades, la más noble, la más legítima no acepta jamás el contubernio con las otras y estima que ella está sola. Tú eres franco, sincero por encima de todo, cualquier cosa que vaya contra esa franqueza y sinceridad te parecerá un horror, el colmo de la doblez. Además, yo creo firmemente que tu fondo último es muy sentimental y como se dice una cosa es la cara por fuera y otra por dentro, donde tú pones cara de fiera hay detrás cara de sensitivo y te has pasado la vida rugiendo para ocultar tu amor y afecto por tus amigos. También yo te escribo estas reflexiones en una tarde de un día que es un crepúsculo total, con frío y lluvia, con 43 años, y sintiéndome como un barco que sólo le queda el naufragio. 
De los esplendores del Crillon he pasado a la mazmorra de la duquesa Rosa. Vivo en una piecita llena de frío y cucarachas, me baño una vez por semana, como fideos y galletas. Un prisionero en libertad. Y no sabes cuánto siento que tengas quebraderos de cabeza con ese dinero del libro. Siempre pensé y te dije que gastábamos locamente en el Crillon, yo estaba aturdido y deslumbrado, y te confieso que era muy agradable y reconfortante. Muchas veces le decía a Humberto: parece que no existiera el invierno; es que recordaba los pasados en las mazmorras rosinianas de Mansilla y Pueyredón. 
Bianco me dice haber recibido carta tuya, para completar el homenaje me pone en la faja de Sur ¿Te mando el trabajo, magnífico de Rest o lo llevo yo? Tiene 15 páginas. Esta tarde hablé con Ghiano, te mandará el trabajo en seguida. Pronto le hablaré a Romero. De Fattone nada me dijo. 
Se vendió todo el número azul, te dije que ya hablé con los libreros que me dijiste. Silvina no me ha vuelto a llamar. No insistiré. Sur sale el día 11 y el libro días después. Dile a Humberto que me escriba, hace días que nada sé de él. Aquí sigue haciendo mucho ruido la renuncia de Sábato a M. Argentino. Jóvine te manda saludos y afectos. Sigo sin coger con nobody. Estoy muy decaído, y además en el cuartico este no puedo. Ya me resarciré. Sigue escribiéndome a casa de Graziella. Cuéntame la reacción de tu madre por lo de Orlando. La Unión Panameric. ha editado un Indice de Sur muy interesante. Procúralo. Abrazos, 

Virgilio

Septiembre 10/56 

Querido Pepe, acabo de recibir tu carta con el giro de 500 dólares. Pagaré en seguida la cuota final del libro, o sea los diez mil pesos restantes. Por supuesto, con el dinero que me mandas alcanza ampliamente para el pago de los 1,000 de Gombrowicz y los 500 de Rosa Chacel, así como, si quieres, puedo pagarle el poema a Silvina o la colaboración de Rest. Te digo que alcanza pues como estoy viviendo, creo te dije, en casa de la duquesa los gastos exhorbitantes del hotel no cuentan. 
Te mando el ensayo de Rest, con una página adicional, que como verás, modifica ciertos pasajes del texto general. En cuanto a la cita en griego, él preferiría que apareciese en dicha lengua, en previsión de que la imprenta no tenga tipos griegos, incluye la traducción española. Te ruego tengas especial cuidado con las erratas, pues ya sabes lo meticuloso que es el profesor, y además, sabes que un trabajo erudito resiste menos las erratas que cualquiera. 
Ahora te contaré la última palabra de Cuentos fríos Sur adelanto y te ruego la mayor discreción, pues Bianco me lo ha contado en la mayor reserva: 
Hablando el otro día en la propia redacción de Sur me dijo que Murena estaba «sorprendido y deslumbrado» con mis cuentos y que me pedía, por intermedio de Bianco, un cuento para publicarlo en el suplemento literario del periódico Crítica,del cual es, junto con Wilcox, el jefe (suplemento que aparecerá por vez primera el próximo domingo 23 de este mes). Entonces Bianco añadió: mirá che, se lo vas a dar, pero eso sí, después que aparezcan tus cuentos en Sur . Se quedó un momento pensativo, y me dijo exabrupto: -Bueno, qué mierda, te lo voy a decir. – Yo me quedé como Niobe. El prosiguió: -¿Sabés por qué no salió tu libro en Sur en dos meses? Pues se lo debés al pelotudo de Murena. Le dijo a Bixio, cuando éste le preguntó por el libro: -Mirá lo que vas a hacer, Bixio: Piñera es un desconocido, a lo mejor el libro es malo, pero puede ser un capricho de Bianco. ¿Te das cuenta que hijo de puta? Entonces Bixio se echó para atrás. Pero hay más: le preguntó: Pero vos, lo habés leído? -No – dijo Murena- pero da lo mismo. Claro, Bixio en el momento no le contó nada a Bianco, pero ocurre que pasaron los días y llegaron las pruebas de la imprenta López de los 3 cuentos a publicar en Sur; cayeron bajo los ojos de Bixio, que se quedó chocho. Corrió a donde Bianco. -Son magníficos -le dijo. Pues claro -le contestó Bianco- tú no los quisiste leer cuando yo te mostré el manuscrito. Fue entonces, que el Bixio, se franqueó y le contó a Bianco lo que te acabo de contar. No sabes cómo están el Bixio y Murena conmigo, casi me lamen los pies, yo los trato con frialdad glacial, y por supuesto, no me doy por enterado. Ayer me dijo Bixio: Pero Piñera, usted es un gran artista, yo no conozco nada que se parezca a sus cuentos. Le contesté: Por favor, Bixio: son unos cuentitos de nada, mire valen tan poco que tenían que esperar a mayo del año entrante para publicarse. Me ha pedido formalmente la novela para Sur. Nos daremos el lujo de hacernos rogar. ¿No te parece? 
Ya Gategno tradujo «La caída», «La carne», «El insomnio» «Cosas de cojos» y «El caso Acteón». Ya mando «El caso Acteon» y «Cosas de cojos» a Cahier du Sud; los tres restantes para Temps Modernes espero la salida del libro para entregárselos a Miguel Angel Asturias. 
Ahora ocurre que la salida del N° de Sur se demora una semana más, es decir estará en la calle el 20 y el libro el 27. Yo espero espero embarcar (ya pagué el pasaje) el domingo 30. 
El día 24 doy una conferencia en La Plata sobre literatura cubana; invitación de Ghiano (creo haberte dicho algo), y me ha pedido un cuento para Ficción, la revista de Goyanarte. Me dijo que Romero está de acuerdo, pero que por el momento no tiene nada, que aún no ha visto a Fattone, que M. Estrada le dijo que tiene listo el cuento, que sólo le falta pasarlo a máquina, espero que éste regrese del interior, (está dando conferencias) para que se lo entregue. 
Ya estoy mandando los paquetes de libros y demás papeles. Tan pronto salga Sur te lo mandaré por aéreo y, por supuesto el libro. Ceno el jueves con Silvina, Bioy, Bianco y Borges, esa noche me entregará el poema. Le compré a Gategno las obras completas de Antonin Artaud, el texto completo de La Folie Gagne de P. Bettencourt (edic. Gallimard) y un texto choisi de lit. soviética, muy importante. 
Veo lo de Ramón. No concibo que se puedan decir tantas pavadas, y aunque algunos aspectos no carecen de veracidad, opino que el planteo de los mismos está mal encaminado. Además, la cosa está concebida desde un plano frívolo, con ironía superficial y muchas fotos. ¿Cuándo nos decidiremos a profundizar de verdad? En cuanto a lo escrito sobre Gastonnet* es muy cierto y casi no vale La pena ocuparse de ese esclavo nubio. 
Supongo habrás dorado a tu madre la píldora con lo de Orlando. Piensa que está enferma del corazón y que ella es vehemente de carácter, que un disgusto de esa naturaleza le puede traer serias consecuencias. No puedo concebir cómo un gerente de Banco puede dejarse embaucar de esa manera. Es algo realmente asombroso. 
¿Acabarás por contarme objetivamente lo que me describiste simbólicamente? 
Yo sigo muy deprimido, ya el frío me ha pasado de los huesos: son ya ocho meses de invierno, como quien dice. Bueno, querido, hasta la próxima. Saludos a tu madre. Un abrazo, 
Virgilio


Ayer falleció Barbieri, qué te parece? Había renunciado dos días antes a la dirección de El Hogar 
Rest había puesto ese otro título pero al final se decidió por el primero, que es mejor.


V.

Marzo 14/58

Querido Pepe, 
pues he encontrado unas viejas y semiviejas chilenas que son canasteras. Pero, hijito, ¡qué canasta! Antiquísima y barroca. 
Después de dar las once cartas, cogen cuatro tapadas y descubren la quinfa. Si esta quinta es un mono o un tres rojo, entonces ponen encima otra tapada, y descubren la séptima. 
Ahora viene el baje. Por supuesto, como es una canasta primitiva, se bajan con 50, 90 y 120. Pero esta bajada sólo es efectiva si te quieres bajar sin robarte el paquete. Si te robas el paquete (lo hacen como nosotros con un par) basta el par, pues completas las 50 90 o 120 con lo que hay en el paquete. Hacen canasta de monos, pero no canasta de canasta. También hacen una canasta a base de escalera, es decir, Ases, reyes, reinas, valets, diez, nueve y ocho; o también 4, 5, 6, 7, 8 y 9. Estas canasta vale 1500 puntos. Si te quedas con los tres «tres negros» pierdes 300 tantos; si con dos, 200. Lo bajado, aunque el paquete no esté congelado, no puede tomarse. No se puede inyectar. Es la canasta más monótona y lenta que he visto. 
Por fortuna somos pocos pasajeros. Si hay algún cubano no lo he visto. Mi camarote es amplísimo, con dos camas, un escaparate, etc. La comida es sencillamente infame. 
¿Cómo va Cuba? Encerrado en esta fortaleza británica, teniendo ante mi vista docenas de retratos de Queen Elizabeth, en amazona, en granadero de la guardia, en Salvation Army, en Reina coronada, no se qué pasa en Cuba. Pero te diré que ahora me doy cuenta, en medio de esta paz octaviana la violencia que vivimos en Cuba. Creo que si en este barco alguien, al pincharse un dedo, derramara una gota de sangre, sería un acontecimiento y una consternación. En tanto que en Cuba, cataratas… 
Saluda a tu madre y excúsame de no haber podido despedirme. Dale a Niso mis saludos y excusas por lo mismo. 
Algo que quería recordarte: llama a Cabrera Infante y dile que tienes mi autorización para cobrar el check por mi cuento. Me mandas el dinero a nombre de Humberto. 
Escríbeme sin falta a Lima, en seguida que recibas esta. Sr. Virgilio Piñera, The Pacific Steam Navigation, Nicolás de Piérola 1002-06, Lima, Perú, 
No te olvides de reclamar la camisa de opal Mc. Gregor. Color azul. Mangas cortas. 
Acá he conocido al Ataché Cultural de la Embajada de Chile en Viena, que es autor teatral. Se ha vuelto loco con La Boda , y me dice de representarla con Hgo. A propósito de La Boda , pide a Adolfo los cinco libretos, guárdalos en tu casa. No quiero que anden por ahí. Pero saca uno del fail, y mándamelo a Bs. As. A la Embajada , nombre de Humberto. ¿Te acordarás? 
Abrazos y cariños,


Virgilio


Abril 22/58

Querido Pepe, 
parece mentira que no hayas dedicado cinco minutos a escribirme. Te puse una carta en Jamaica, otra en Valparaíso, otra en Buenos Aires, a mi llegada, finalmente, Humberto te mandó una certificada hace una semana. Recuerda que en el muelle dijiste que yo no te escribiría. Pero ha sido al contrario: eres tú quien no lo hace. No me vas a decir que no tienes tiempo. Tienes todo el tiempo a tu disposición. No sé en cambio si tendrás las ganas. Después de mi salida de Cuba sólo he recibido carta de mi madre. Callada por respuesta tuya, de Mariano, de Adolfo de Luis, de Marré, de Julio Rodríguez Luis. A todos les he escrito. Es que se han puesto de acuerdo para atormentarme? 
Pues querido, acá pasando el exilio (uno más) en casa de Rosa. Cuando esté bajo tierra, y como las nuevas generaciones serán más prácticas que yo, dirán de mí: ese tonto se sacrificó nada menos que por la literatura… Pasó hambre, frío, vejaciones y demás por algo tan estúpido como la literatura. 
Sábato me ha dado algún trabajo en la enciclopedia, que desgraciadamente toca a su fin. Hice un pequeño artículo sobre Bernanos. También me han dado un trabajito que consiste en sacar citas de escritores sobre otros escritores. Ya salió mi cuento en 
Sur , el titulado «La gran escalera del palacio legislativo». Silvina está chocha con este cuento, me dijo que ella hubiera querido escribirlo, que si soy un genio, etc. También Bjanco me ha dado libros para hacer notas. Pagan cien pesos argentinos por nota. En 
Losada me han dado un artículo en el boletín Negro sobre Blanco que edita Losada. Es una revista pequeña, pero como en mayo cumple un año harán un número aniversario más grande. Si Sábato empieza la nueva enciclopedia sobre esoterismo y ciencias ocultas tendré más trabajo. 
Estoy terminando de pasar y escribir mi novela «La última conspiración» (que titularé «La última») para el concurso de Losada. Son 25,000 pesos argentinos más la traducción al francés y al inglés. No tengo grandes esperanzas de llevarme el concurso, pero de todos modos la novela estará terminada y Losada la publicaría. 
¿Qué me dices del cuento en Carteles? ¿Se publicó? Si lo hicieron puedes coger el dinero para remitirme los cigarrillos. Por favor, querido, los míos hace rato que se acabaron y estoy fumando los horrorosos cigarrillos argentinos. Si te sobra de 
los cigarrillos mándame el resto del dinero para comprarme un par de zapatos negros, que no tengo. Fuiste por fin a New York? Qué has hecho? Es que tengo tan poca importancia, tan poca amistad que no puedes escribirme dos letras? A rey muerto rey 
puesto? Tu conciencia dirá. Dale un abrazo a tu madre. ¡Oh Guanabo, paz octaviana, refugio contra el mundo, puertas doradas, salvación eterna, de rodillas te imploro y te saludo! Esta pequeña oda harás el favor de recitarla en la playa como homenaje de un ser desolado e infeliz. Feliz tú, que te quejas, feliz tú que me tienes a mí.


Virgilio

Mayo 18/58

Querido Pepe, 
estaba tan acostumbrado a tu compañía que me siento como cuando Humberto vino para acá. La gente dirá: lo extrañabas a pesar de los arañazos mutuos que se propinaban? Bueno, dejemos a la gente que cree que la amistad es siempre una balsa de aceite. Ahora sí en lo que Humberto es más amigo que tú es en el capítulo responsabilidad. El no hubiera dejado sin respuesta un cable, nada menos que un cable de un amigo que está inquieto. Calcula el efecto que me causó tu silencio. 
Pero yo seguiré escribiéndote porque lo necesito y tú también lo necesitas, a pesar de esos aires que tú adoptas de escepticismo y cinismo. Ahora sé un poco más de tus días después del día catorce de marzo por la carta de Niso. 
Mi cuarto es comedor y dormitorio. Yolanda, la mucama, ya de por sí horrorosa lo es más en la actualidad debido a su avanzado estado de gestación. El médico del hospital Rawson asegura que serán quintillizos, y ya Rosa está preparando la casa para que el público pueda desfilar sin atropellamientos. 
Pero antes debo hacerte una descripción detallada de la casa y de sus habitantes. Se trata de un primer piso compuesto de cinco habitaciones, una buhardilla, un altillo, cocina y baño. En la pieza delantera vive Rosa, en medio de los objetos más heteróclitos: si los surrealistas descubrieran esta cueva harían un álbum. Encima de una máquina de coser puedes ver dos naranjas, un jarro de leche cortada, un almanaque del año pasado, montones de periódicos, que servirán para envolver el hielo (no, querido, ni pensar en un Frigidaire), montones de ropa para planchar, trapos viejos, papeles de envolver, objetos de make up. Y pensar que ese es el punto dé reunión y donde Humberto y yo leemos las Memorias de Saint Simon… En la pieza contigua vive la Piranha , así nombrada a causa de su increíble voracidad, que deja chiquito a Panchito. Ahora bien habría que averiguar si tal voracidad se debe a un exceso de hambre vieja, pues ya sabes que ninguna casa de pensión se distingue por la abundancia de la comida. Entonces, al lado de la Piranha vive Humberto, que por las noches debe hacer milagros de todo género para que la Piranha no escuche sus escarceos eróticos. Todo se consuma en la más desolada mudez, y hasta la cama y colchón están arreglados para que no crujan. Sigue el baño: ¡y qué baño! Un baño de caballos, frío, inhóspito, donde Raúl, el peruano, hace sus abluciones incaicas, las más raras, las más misteriosas, interrumpidas cada tanto por flemas que le obstruyen el pecho y las que lindamente deja caer en la bañadera, pues sabrás que el lavabo está roto y la única llave «apta» es ésa. Después está mi cuarto, que ya te digo es dormitorio y comedor. Bajando en este infierno viene el cuarto de los peruanos, es decir donde viven Raúl y Alba, mezclados inexplicablemente con Roberto, un yugoeslavo contrabandista. Un ligero recodo, y caes en la pieza de la criada, ese famosa «chicche» (chicche quiere decir algo suntuoso, que Rosa, no por ironía si no por candor así lo califica). Ese chicche ha sido en otros tiempos morada de Humberto y mía. Cuando Humberto lo ocupó por primera vez tuvo un serio problema con las ratas. Ocurre que el chicche está al lado de la cocina, que en la pared tiene un hueco que comunica con el chicche. Las ratas se metían por ese hueco. Entonces Humberto se le ocurrió taparlo con una palangana vieja. Cuando yo viví allí me gustaba desde mi cama ver esa palangana empotrada en la pared. En el altillo vive Marta – prostituta y tuberculosa en activo. Como sólo paga cien pesos argentinos por la pieza no tiene derecho al baño si no una vez por semana. En el comedor vive la duquesa madre con Lila. Pero este es un capítulo de Dickens. Te acuerdas de Miss Havishan en Great Expectations? Pues la duquesa madre la dejaría chiquita. Cualquier cosa que ella diga estará referida a «su difunto esposo», de quien el bisogné y una foto están expuestos sobre la mesa. El hedor que despiden sus ropas y su cuerpo supera a los hedores de cualquier cloaca. Ella ha superado la infrecuencia de los baños de Luis XVI; este monarca se dio tres baños en su vida, la duquesa madre se bañó el día de su boda. En cuanto a Lila, su hija (hermana de Rosa) nunca se baña debido a su tísico estado. De noche, las toses de Marta y de Lila hacen «pendant» a la tos del viejo rumano, que vive en los bajos. Todo ello presidido por el frío, un frío lancinante, un frío mortal, un frío que no tiene la menor noción de lo que es una estufa, un frío que tiene aherrojado al calor, un frío que recuerda la tumba, que es su anticipación, y que poco a poco le va metiendo a uno en la cabeza que somos su presa. Yo espero firmemente -esta es mi esperanza- que en un año ya me habré olvidado del Crillon bendito de Cuba, de las playas, de lo amable, de lo confortable y seré un hijo más de este monarca desapacible. Y queda la cocina… Bueno, me pongo a hacer el arroz con vegetales (a estos extremos me veo forzado pues de lo contrario comeríamos sempiternamente bife con ensalada, ¡qué monotonía!). De un lado tengo a la piramidal Yolanda y sus cinco hijos nonatos, pero no por ello menos presentes, que pica zanahorias y papas para la «cazuela» de la duquesa madre, en tanto que Lila hace cocimientos (ella es naturista y vegetariana, increíble que un tísico pueda ser estas cosas). Entonces irrumpe la Piranha armada de sus propias ollas, y a empujones, ocupa una hornilla, mientras me habla de Frondizi y de esos perros peronistas…, agarra mi cuchillo y me pregunta si en Cuba las zanahorias son más grandes que en la Argentina. Estoy enloquecido y para estarlo más llega Rosa, con su batón morado y su pañuelo martiniqueño y se pone a contarme sus grandezas pasadas, a propósito culo que acaba de salir en La Nación sobre Londres. Por milésima vez tengo que oírle que el padre de su marido era de Kynia y antes había sido Virrey de la India , que ella tenía en Londres un palacio de mármol rosa y que en la Embaj ada inglesa en Varsovia le dieron un premio por ser la mejor valsadora de los valses de Strauss. Y este capítulo de grandezas contadas en el templo de la miseria se hace más grotesco por los comentarios de la Piranha , que dice que Londres debe «ser muy bonito» y que allí se debe comer muy bien (la pobre ignora que Londres es el peor lugar de la tierra en punto a comidas). Todo este pandemonium alcanza su clímax cuando la vieja duquesa hace su aparición. El hedor que despiden sus viejos «vetements» es tan poderoso que neutraliza los olores propios de una cocina. Impone silencio con gesto autoritario para decir que cuando su difunto esposo vivía las papas sí eran baratas y que el kilo de azúcar costaba diez veces menos ¡Nunca lo hubiera hecho! Rosa, la Piranha , Lila y Yolanda la secundan, a gritos se quejan de los precios actuales, el azúcar se derrama, las papas bailan, las cebollas suben, el café baja, los ajos se mantienen firmes, y el naufragio es inminente. Al final, no sé si estoy haciendo con vegetales o arroz con Lila y Piranha… 
Ayer cené en casa de Silvina. Estaban Borges, Ghiano, Bianco, Beatriz Guido, Gloria Alcorta, Manuel Peyrou, Torres Nielsson (director de cine) y Adolfito Bioy. Silvina y él te mandan muchos saludos. Ghiano se queja de no haber recibido el último número de Ciclón. Pero, para qué entristecerme todavía más? Me dice Niso que ahora Roberto va mucho por Guanabo. También me dices que estás enloquecido con tu madre. ¿Qué pasa? Es que ya no va a España? Y yo que te creía en absoluta tranquilidad. Oh, dolor, dolor, eres el vals del Emperador. Claro, no espero carta tuya pero seguiré escribiéndote. Abrazos de H. Te quiere, 

Virgilio

Octubre 15/58


Mi querido Pepe, 
espero que esta carta te alcance en París a tu llegada. Cómo estás? No te sientes depaysé? Acá todo marcha bien, salvo las clásicas molestias de tu hermano O. Ahora se le ha metido entre ceja y ceja que tu madre lo autorice para que él viaje a Santiago a «mejorar» las acciones del Ingenio. Qué te parece? Ya supondrás sus intenciones. Me parece que debes escribir a tu madre previniéndola contra todo. Por favor, no digas que yo te lo dije, pues quiero evitarme líos con O. Puedes hacerlo de un modo general, sin particularizar. Va todas las mañanas para pedir dinero, amenaza, etc. Bueno, ya sabes el panorama desde el puente… Tu madre está muy bien y siempre tan amable y servicial conmigo. 
Pagué los recibos del automóvil. En cuanto a lo de Resíllez, Marré, que se ha encargado del asunto me dice que probablemente sólo tengas que pagar el impuesto de Hacienda sobre alcoholes. Puedes hacerlo con recargo a tu vuelta o satisfacer esa cantidad antes de fin de este mes. Dime si le pido la plata a tu madre. 
Gran noticia: ya soy redactor fijo de Carteles. Ayer martes 14 salió mi primer artículo. Me dijo Ortega que puedo publicar hasta cuatro artículos mensuales. Calculando a 25 dólares sería cien dólares por mes. Ahora saldrá el segundo sobre Ubu Roi, de Jarry. Después otro sobre el asesinato del duque de Enghien, gran pifia política de Napoleón. Et ainsi de suite… Fíjate que con ese sueldo y lo de Humberto podríamos vivir en París. Querido, qué me he encontrado a mi vuelta? Pues nada más que una clase de muertos, que son más apestosos que los muertos verdaderos: me refiero a los muertos en vida… ¡Caramba! Toda esa gente está bien muerta. No doy los nombres pues los conoces mejor que yo. He decidido no ver a nadie. Para qué? 
La ciudad está llena, regorge, de homo de baja estofa, de putas de baja estofa, de mendigos de baja estofa, de escritores de baja estofa… Teatro malo, films pésimos, mucha Sarita Montiel y Pedrito Rico. Il faut vomir… No lleves muy lejos el incidente con Mariano. Además, en donde estás ahora puedes envisager les choses con mayor serenidad. Por supuesto, lo he visto y al preguntarme le dije que me parecía que no te habías dado cuenta de la actitud de ellos pues no habías hecho ningún comentario. 
Escribe en seguida., Abrazos a Carlos Curó. No dejes de hacer dos letras a tu madre. Ella se pasa casi todo el tiempo en su casa de Río Verde. Te abraza y recuerda, Virgilio

Octubre 25 de 1958

Mi querido Pepe, 
recibí tu carta desde Southampton, y supe de tu llegada a Londres y primeras impresiones por la carta a tu madre. Calculo que ya estarás en París y que hayas leído mi carta. 
Carteles me tiene enloquecido (textual). Después de escribir un artículo de doce cuartillas sobre el Ubu-Roi, de Jarry, Cabrera Infante lo encontró inconveniente (sic) para la revista. Realmente, no sé por qué, ni qué quieren que uno escriba: goma y tijera? Paquetes anodinos? No es el caso que después de haber mantenido por más de veinte años una línea de conducta ahora lo tire todo por la borda. El artículo, escrito en lenguaje llano, con anécdotas, etc, ocurre que resulta «escandaloso» para los oídos y ojos de los lectores de Carteles. Por supuesto, Cabrera se lo pasó a Ortega para que éste resuelva. Pues ayer lo vi a Ortega, me dijo que todavía no había leído mi texto, que el lunes me daría una respuesta. En suma, los días pasan y mi cálculo de 75 a 100 mensuales se convierte ala postre en nada. Ahora preparan el número de Navidad. Imagina qué paquetón. 
Me pidieron un artículo con tema pascual. No sabiendo que hacer (considera que es un tema aburridísimo) se me ha ocurrido hacer unos pastiches poniendo en boca de Martí, Borges, Kafka y Proust lo que serían sus impresiones del 31 de diciembre. Es como para reventar. Para colmo, en esta ciudad no hay libros. También debo escribir un artículo sobre el asesinato del duque de Enghien (bajo Napoleón) y ocurre que aquí brillan por su ausencia los textos más elementales sobre la materia. Te juro que es para tirarse de los pelos. 
Cambiando de tema, te contaré lo que un poeta llamaría acto mágico: recordarás que me encargaste averiguar cuanto tenías que pagar en Resíllez por impuestos del Bar. Averigüé (Marre preguntó) y tu deuda por concepto de impuestos ascendía a 59.00 pesos. Además, si no pagabas tendrías un recargo, es decir si no pagabas antes del 18. No quería pedirle ese dinero a tu madre. Pues el 17 me levanto de tu cama pensando que tendría que recurrir a tu madre, cuando entre los libros que están en tu cuarto me llamó la atención un tomo encuadernado en rojo, editado por la Universidad de Harvard y que trata de los alumnos del curso de 1943. Empecé a hojearlo por ver si tu nombre aparecía, cuando para enorme sorpresa me encuentro entre sus páginas la cantidad de 76.00 dólares americanos. Como no tenía tiempo de consultarte, pensando lógicamente que esa plata sólo podía ser tuya, tomé 59 pesos, me fui a Guanabacoa y pagué la deuda. Acá tengo todos los recibos, estás al día hasta el mes de marzo. Te adjunto una nota de mano de Silvia, la empleada de Resíllez. No sé si habré hecho mal, pero pensé que si el dinero estaba ahí era preferible salir de esa deuda para evitar los recargos y las posibles complicaciones. Tú dirás. El resto del dinero acá lo tengo guardado. 
Mándame por correo aéreo lo más rápido que puedas la obra de Beckett: Fin de partida. Que sea en francés pues me han pedido la traduzca para ponerla. Remite el libro a mi dirección: Panchito Gómez 257 (altos), Reparto Ayesterán, La Habana , Cuba. 
Tu madre muy bien y de muy buen humor. No duermo todos los días pues depende de las crisis de mi madre, de la criada, etc. Oh, dioses, hasta cuando! Veo poca gente. Para qué? Escuché en P.A. al octeto de voces Blanchard. Magnífico. Ayer vi en el Acapulco El puente sobre el río Kwai. Digan lo que digan es una sátira formidable. No me pesó nada, y eso que son más de dos horas de proyección. Bueno, escribe pronto. Cuéntame de todo. Ya viste la novela de Nivaria: Le Ravin? Si la has leído dime tu impresión. No olvides que estoy solo acá y que necesito tus cartas. Abrazos, y abrazos y saludos para Coureau.


Virgilio

Publicado en La Gaceta de Cuba, núm. 5, septiembre-octubre de 1999, La Habana