Clint Eastwood

Estados Unidos, Warner Bros., 1995

Como otras –Million Dollar Baby, por ejemplo- la historia de este film está narrada a través de una extensa carta que Francesca, madre de dos hijos ya adultos, les deja como legado. Éstos la encuentran en los albores de la película cuando abren la caja de seguridad de ella. La madre acaba de morir. 
La carta que deja el muerto, sea por causas naturales o provocadas por él mismo, el suicida, es un tópico de la epistolaridad. La coartada de eso, claro, es la disparidad de tiempos entre la escritura y la lectura. Lo que hace, además, abortar la posibilidad de diálogo, la respuesta potencial. Ya la letra está fija y no se permite nada para agregar. 
¿Qué es lo que cuenta Francesca-madre en su extensa carta una vez muerta? Una historia de amor apasionante, vital, bella, sucedida en tiempos ha. Pero por qué lo debe contar de esa forma, a sus hijos y tan tarde. Por dos razones fundamentales: porque desea justificar el pedido de ser cremada, forma no muy cristiana de sepultura mientras se espera de la resurrección de la carne, y arrojada sus cenizas desde un puente de Madison; y, por otro lado, porque el amante varón, en esa gran historia de amor, no es el padre de sus hijos, sino un fotógrafo de la National Geografic que pasaba por Iowa y que conoció un día cualquiera, mientras su marido y ellos, los destinatarios de su revelación en forma de carta, se habían ido por cuatro día a una feria de las afueras. 
Cuatro días locos, el doble de los que deciden tomarse Thelma y Louise para hacer trizas la vida cotidiana, y la intención de volver luego como si nada hubiese pasado. Pero en uno y otro film, está visto que esa ruta no cuenta con el dulce carril de retorno.

Título original: The Bridges of Madison County 
Duración: 135 min. 
Actores: Meryl Streep, Clint Eastwood, Annie Corley, Jim Haynie, Victor Slezak
Guión: Richard LaGravenese, sobre la novela homónima de Robert James Waller 
Música: Lennie Niehaus 
Fotografía: Jack N. Green

Categorías: Películas