México, D.F. 20 de agosto 1946
Sta. Clara Aparacio
Guadalajara, Jal.

Mujercita:


Ayer me llegó muy fuerte el amor por ti. Estuve en una fiesta en la casa de la pintora María Izquierdo y allí me encontré con un gran montón de poetas y pintores y escultores y artistas y «coleros» como yo. Allí me encontré a Isabela Corona y me solté platicando con ella y como yo estaba medio romántico le hable de ti y ella me dijo que tenía una prima en Guadalajara que según el decir poseía las piernas más bonitas y monumentales de todo el Occidente del país; pero que, conforme lo que yo le decía de ti, debía de no ir a visitar a su prima y, en cambio, casarme contigo luego lueguito y enseguida inmediatamente lo más pronto posible, porque de otro modo me iba a caer cualquier día muerto de amor a la orilla de cualquier banqueta. Eso sucedió porque allí se trataba de un banquete. María Izquierdo es muy fea y tiene una hija más fea que tú. También conocí a Enrique González Martínez, el autor de «Tuercele el cuello al cisne» y, a José Gorostiza, el mejor poeta de México: «Muerte sin fin», Antología «Laurel», páginas tales y cuales. A Rosaura Revueltas, que está loca de querer tanto a su marido que se le fue de su casa hace dos años y al que todavía anda buscando. Bueno, se bebió, se comió, y se dijeron muchas barbaridades, que no te cuento porque te pondrías coloradita. Y como te iba diciendo me acordé de ti mucho y ya no hallaba a quién contarle que tu vivías sobre la tierra y que comías y dormías y que no eras ningún fantasma ni ninguna alucinación mía, sino que estabas vivita y coleando y que te quería mucho y que ya no te iba a regañar nunca, con tal de poder creer, aunque no sea cierto, que tú también me quieres. Te iba a escribir anoche mismo pero ya te puedes imaginar qué llegué algo atarantado, no de lo que tú te imaginas, sino de la desvelada, pues eran las cinco de la mañana y la cama estaba rete sabrosa. Te recomiendo que veas una película que se llama «La escalera de de caracol»; allí sales tú dando unos gritos muy fuertes. De cualquier modo ya tengo ganas de ver tu naricita y esa boca tuya que tanto me gusta. Dios sabe que….. ¿Cómo salieron tus fotografías? Recógelas todas, no vaya a suceder que las pongan en el escaparate y algún o algunos o algunas (pretérito pluscuamperfecto del verbo: algunear) te lleguen a confundir con la Virgen de Zapopan y luego te quieran llevar en peregrinación por la calles. Cuídate mucho y quiéreme mucho, pedacito de jitomate. No creas que estoy loco, pero si no me voy a Guadalajara en esta semana no faltará que pierda algún domingo. I love you, I love you, I love you, I will always love you. Ego amatus tui, ego amatus tui. So much. Ich liebe dich, ich liebe dich, einverstanden. Io ti amo, io ti amo. Salúdame mucho a tus hermanitos y a tu mamá si es que ya está con ustedes y ojalá que tú estés contenta y de buen humor, como siempre. No leas esta cosa acabando de comer porque te haría daño. Y no me sigas haciendo daño a mí, pobre corazón mío.
Juan

He aprendido a escribir tu nombre en las paredes.
Vale.
No te escribo nada de este lado porque me dijeron que era falta de educación. En ese sentido tú sabes que yo soy muy correcto. Vale.


Juan

Publicado en Aire de las colinas. Cartas a Clara, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.