La carta representa uno de los testimonios más importantes sobre las relaciones íntimas entre las personas en las décadas pasadas. Y por supuesto, una de estas relaciones más intensas registradas a través de las cartas, las postales y los telegramas son las historias de amor y desamor. «Amores de papel» es una muestra que se lleva a cabo en Mar del Plata y da a conocer algunas de estas historias a través de las palabras de sus protagonistas.

La ciudad balnearia es testigo de muchos amores a la distancia: porque pasaron las vacaciones y cada uno siguió su camino, porque el trabajo obligaba a viajar lejos, o porque ella se quedó dormida y él no llegó a decirle cuánto la quería.

Hasta hace no muchos años, las cartas, telegramas y postales eran la principal vía de comunicación entre enamorados. La posibilidad de la carta se transformaba en una manera de acortar las distancias, hacer de cuenta de que se estaba cerca aunque se estuviese lejos: «Es para mi, una gran alegría, el día que me corresponde el turno de receptor, pues leer tus queridas cartitas, es como estar a tu lado, tan naturales son», le dice Tito a su amada en una carta de 1932, una de las tantas exhibidas en la muestra.

Otra de las características que pueden notarse a simple vista al recorrer la muestra, que lo importante no es tanto lo que se dice como información original, sino la reiteración una y otra vez de los sentimientos: que se quiere, que se adora, que se extraña, que se odia, que se reprocha y que se desprecia (muchas veces se describen varias o todas al mismo tiempo).

Y en ese mismo sentido, el deseo constante de la reciprocidad, de la «correspondencia». «Contestame rápido» es una de las frases que más aparece en esta muestra. Además de las cartas, «Amores de papel» cuenta con una exhibición de objetos que acompañaron muchas de estas cartas de amor, como pañuelos perfumados y botellitas para guardar lágrimas.

La propuesta permite la participación a través de una plataforma virtual como una manera original y efectiva de preservar las cartas familiares. Estas se pueden subir directamente al archivo digital (sobrecartas.com) o enviarlas a través de redes sociales (@mardecartas). Según registra automáticamente la propia página, ya llevan subidas más de 7000.

«Hoy me diste mi primer beso»

Arpegio y Amalia se conocieron con 22 y 16 años. En el año 1957 él se embarcó a la Antártida, convirtiéndose en el primer marplatense en realizar investigaciones directamente en el terreno.

Las cartas y telegramas fueron su único medio de comunicación, y es gracias a ellas, que conocemos el momento en que Amalia cumplió 17, edad suficiente para casarse, y le escribe muy feliz a su futuro marido «Ya tengo diez y siete años, oh si, ya son los ansiados diez y siete».

No me olvides

Empieza la carta de Guillermo, que viajaba mucho por trabajo y no pasaba tanto tiempo junto a su esposa como le gustaría: «Cristina recién terminé de escribirte y tengo ganas de seguir haciéndolo, no sé que decirte pero al redactar estas líneas me parece estar cerca tuyo y por eso lo hago, discúlpame si te hago perder el tiempo escribiendo pavadas». Esta historia incluye desde dibujos de las locaciones hasta un cheque «por toda la felicidad que se pueda dar en la vida».

La muestra está organizada por el Centro de Documentación Epistolar y el Torreón del Monje, con la colaboración de la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Biblioteca del Congreso de La Nación, la Municipalidad de General Pueyrredón y Movistar, y se puede visitar de lunes a domingo de 11 a 20 hs. en el emblemático Torreón del Monje, Mar del Plata, con entrada libre y gratuita.

Fuente: https://www.diariopopular.com.ar/general