Un sello postal es un comprobante del pago previo de los envíos efectuados por correo en forma de etiqueta, generalmente engomada, o directamente impreso. El sello es un pequeño papel rectangular que se pega en un sobre y que indica que la persona que realiza el envío pagó el servicio. La mayoría de los sellos son rectangulares, aunque los hay de diversas formas. Mayormente se encuentran en las cartas, donde se incluyen estampillas oficiales con su matasello. Con el desarrollo del ferrocarril, el transporte marítimo y el creciente alfabetismo, aumentó el volumen del correo entre países.

En nuestro país, el correo fue organizándose casi a la par del resto de las instituciones. La primera estampilla de nuestro país, comenzó a circular un 21 de agosto de 1856, en la provincia de Corrientes. El actual Centro Cultural Kirchner (CCK) fue el inicial Palacio de Correos. El 13 de junio de 1944 el Poder Ejecutivo dispuso la autarquía del Correo. Desde el 1° de julio de ese mismo año se denominó Dirección General de Correos y Telecomunicaciones. Con Juan Domingo Perón como presidente, el 26 de enero de 1949 se creó la Secretaría de Correos y Telecomunicaciones de la Nación, luego elevada a rango de Ministerio el 14 de mayo, hasta que en 1958 fue la Secretaría de Estado de Comunicaciones. La Empresa Nacional de Correos y Telégrafos (ENCOTEL) fue creada el 23 de mayo de 1972, comenzando a funcionar como empresa del Estado el 1º de enero de 1974, en el último año de vida de Perón.

En los años del primer peronismo (1946–1955) se observó un aumento considerable de sellos nuevos, con consignas que acompañaron el rumbo de la Nueva Argentina de Perón y Evita. Justamente los sellos postales emitidos desde la Casa de la Moneda durante el período del primer peronismo reflejaron los cambios socioculturales a través de una estética que, aunque deudora de las plumas italianas influidas por el neoclasicismo, intentaron mostrar algún anclaje en la cultura nacional.

Desde la imagen de la República reflejada en una mujer con gorro frigio y túnica blanca con laureles – como en los sellos del 4 de junio de 1946 por la transmisión del mando presidencial; los alusivos al 17 de octubre de 1945 con La República acompañada de simbología del trabajo; el primer aniversario del 17 de octubre con trabajadores y trabajadoras, acompañando esa figura la jura de la Constitución de 1949; u otra figura trocada en deidad romana al año de la asunción del 4 de junio de 1946; y hasta un casco guerrero de la antigüedad usado en el quinto aniversario de la revolución del 4 de junio.

También aparecen imágenes geográficas por el correo antártico nacional; el 50° aniversario de la partida de la Corbeta “Uruguay” hacia la Antártida; el 50º aniversario de la oficina radio postal Orcadas del Sur; y el sello con el mapa de Argentina con su sector antártico y las Islas Malvinas. Junto a ello hay logros de Estado en el sello del puente internacional Argentina – Brasil del 21 de mayo de 1947; las imágenes de estudiantes apoyando la Cruzada Escolar Argentina por la Paz Mundial de 1947; la nacionalización de los ferrocarriles de 1948; o la serie de sellos referidos al Plan Quinquenal 1947 – 1951. En este último caso, conocidas como gráfica “peronista”, son cuatro emisiones de 5, 20, 25 y 40 centavos donde, a través del trabajo de artista Garrasi, expresa – en función espejo – el avance industrialista con el ferrocarril, el avión, el buque y el teléfono con una imagen idealizada del caballo alado Pegaso, el cóndor, un delfín y Mercurio, el dios del comercio, respectivamente.

También en espejo se editó el sello por la sanción de los derechos políticos de la mujer, saliendo en circulación el 14 de diciembre de 1951, “cuya viñeta – según la explicación oficial – representa en forma alegórica a la Nación apoyada en un brote que representa a la Nueva Argentina que respalda a la mujer en sus derechos de emitir libremente su voto”. Para tomar dimensión de la emisión, fueron cinco millones de ejemplares, teniendo en cuenta que el censo de 1950 arrojó dieciocho millones de habitantes.

Se destacaron los sellos con la imagen de San Martín que se multiplicó en gran variedad de sellos, en particular la serie de 1950, el Año Sanmartiniano, con diseño de P. Nicastro Gr, o aquellos que acompañaron la Exposición de Filatelia Internacional de 1950, con figuras de trabajadores de estilo realista, y con el resultado final de la imagen de San Martín, todos ellos de la mano del artista A. Dell Acqua.

Mención especial tuvieron los sellos con la imagen de Eva al mes de su fallecimiento, con dos imágenes, una de perfil (en base a una foto sacada en 1948 de una sesión en la Revista del Correo) y otra de tres cuartos (con el dibujo de la imagen oficial que se inmortalizó en La Razón de mi Vida), en los valores de 1, 5, 10, 20, 25, 40 y 50 centavos, y de 1.-, 1,50.-, 2.-, y 3.- pesos; y grabados sobre papel tizado blanco en los valores de 45 centavos, 5.-, 10.-, 20.-, y 50.-, pesos. Se le sumó el sello de 3 pesos del año 1954, a los dos años del fallecimiento de Evita, con trabajo de A. Dell Acqua; la imagen de la Fundación Eva Perón en un sello de 2 pesos; o el sello postal aéreo “Pro Fundación Eva Perón” con la imagen de La Piedad de Miguel Ángel.

La utilización de imágenes neoclásicas unidas a diseños más “realistas” con la presencia de trabajadores, mujeres y niños, más la preeminencia de la figura de Eva Perón fijó algunas coordenadas de la pretensión estética que acompañó el proceso de inclusión social, industrialismo y ampliación de la ciudadanía que se vivió.

En los ’70, tras la proscripción que pesó al peronismo desde 1955, los sellos reflejaron la asunción de los presidentes Héctor Cámpora y del Teniente General Juan Perón, un aniversario del 17 de octubre en 1975 y la imagen de Evita “multicolor” donde predomina el naranja, el pueblo con fondo azul, y la leyenda “eterna en el alma de su pueblo”, quizás la más emblemática del momento político empapado en el socialismo nacional y en un estilo propio de esos año.

Habría que esperar un par de décadas para que Casa de la Moneda se editara un sello por el natalicio del presidente Juan Perón en 1995 y otro de Evita en 1997 por los cincuenta años de la ley 13.010 de los derechos políticos de la mujer, siendo ambos inspirados en imágenes de los sellos de los ’50.

Recién en el siglo XXI, durante los gobiernos de Néstor y Cristina, se observó no sólo la inclusión de Perón y Evita en los sellos postales oficiales sino que se amplió la temática hacia nuestra cultura nacional y latinoamericana, a la vez que se explicitó la pujante obra de gobierno de dichas administraciones.

Imágenes fuertes que ejemplificaron un momento de transformación social donde las políticas de Estado fueron explicitadas en dichas estampillas tanto con rasgos neoclásicos como con diseños más autóctonos, llegando al punto que la figura de Eva Perón llegó a presentarse en un paralelo con la República para ejemplificar la Nueva Argentina. Lo cierto fue que un gobierno nacional y popular intentó generar una nueva estética en varios aspectos de la vida de la comunidad política argentina, y en el caso de las estampillas no fue la excepción.

Queda el recuerdo de algún coleccionista, de imágenes que se repiten para ejemplificar al primer peronismo, encontrándose abarcadas las políticas de Estado y de aquellos mayores que guardan celosos aquella carta con un pequeño rectángulo con la imagen de una joven mujer que mira a los ciudadanos y ciudadanas con una sonrisa.

*Pablo A. Vázquez. Licenciado en Ciencia Política. Docente del INCAP.

Fuente: https://revistamugica.com.ar/sellos-postales-imagenes-de-una-argentina-peronista/