Siete almas

Gabriele Muccino

Estados Unidos, Columbia Pictures, 2008.

Por Tomás Proe

– Necesito una ambulancia –reclama Ben Thomas al llamar al 911.

– ¿Qué pasó?

– Ha habido un suicidio.

– ¿Quién es la víctima?

– Soy yo -finaliza el llamado.

El término “alma” ha tenido todo tipo de acepciones a lo largo del tiempo y en las diferentes culturas. Según señalan muchas creencias religiosas, refiere al componente espiritual de los seres humanos que delimita, entre otras cosas, las emociones y los sentimientos. Esto es lo que Ben le arrebató accidentalmente a siete personas, entre ellas a su esposa. Ahora quiere enmendar, de alguna manera, su pecado.

A partir de ahí, a lo largo de su vida, Ben se dedica a dar lo que tiene de sí para ayudar a algunas personas: acciones que van desde donar órganos hasta regalar una casa se convierten en el modo. La explicación del por qué de esos actos llega a través de las cartas. Así consigue colaborar con los primeros cinco. Pero todavía quedan dos por ayudar y que conllevan consigo una situación extraña y extrema.

La carta toma, en consecuencia, para estos dos casos, un valor central. Como toda nota final (sin posibilidad de correspondencia), se destaca tanto por su valor de verdad (¿para qué mentir quien no puede sacar provecho de la especulación?) como por su diferimiento. Pero, a diferencia de otras circunstancias, aquí este acto final, premeditado exhaustamente, tiene cómplices, personas que colaboran para consumar adecuadamente la misión.

Todo esto se despliega en la carta, la última, la que lo explica todo y que condensa cierta paradoja emotiva. Así es, al fin y al cabo, la vida. Así parecen ser también ciertas muertes. 

Título original: Seven Pounds

Dirección: Gabriele Muccino

Producción: Todd Black, Jason Blumenthal, James Lassiter, Will Smith y Steve Tisch.

Guión: Grant Nieporte

Música: Angelo Milli

Montaje: Hughes Winborne

Actores: Will Smith, Rosario Dawson y Woody Harrelson.

Categorías: Películas