Buenos Aires. 25/V/1970

María Elena, querida lejanita,


¿cómo agradecerte esos presentes tan caros a mi corazón? y por los que daría «tout Weber et tout Mozart»
No quise agradecerte antes porque primero tenía que demostrarte que mi pasión por los cuadernos and cía. no es una trascendencia vacua sino, digamos, la expoesión de un pudor bastante poco admirable. Es decir, puesto que la escritura c’ est mon mal d’ aimer (ni sé si cabe esta expresión que me gusta por el sonido: perdón) y no me atrevo jamás a confiarlo a otro(a) viviente, alors, me invento un amor por blocks and Co. (un amor bien real, por otra parte). En fin, estoy por acabar ese precioso block de hojas tan dulces con extraños cuadritos (me hacen bien: necesito límites) y ¡sabés qué escribo? pues nada menos que UMO-R (no es negro -además, «humor negro» perdió sentido) o lo que fuere pero humor (a mi juicio, al menos).
Y es difícil porque una -yo- (acaso nosotros) tiene prejuicios; no respeta el humor; cree )no le cree pero en el fondo sí) que lo serio es más importante. En fin, me cuesta mucho exteriorizar mi humor que es velocísimo (y yo tan lenta). Además, anoche se unieron amor y sexo. Conjunción que disgusta a esta enamorada de Bataille -fue vecino mío- que te escribe. En fin, aunque repruebo el texto de anoche, me reí 7 u 8 horas o (cf. Pigafetta: Carta al Aretino – S.XVI) «se relamió como una rufiana» (sic).
Gracias, M. E., por tu gesto finísimo, y ¡cómo podría olvidarlo? No podría, claro es. Tuya tu muy


Alejandra

Publicada en Bordelois, Ivonne: Correspondencia Pizarnik, Editorial Planeta, 1998.