Buenos Aires, 1/V/69

Querida Monique:


Aunque mi silencio sea imperdonable, sé que habrás de perdonármelo. Estuve en New York (2 días en el YWCA y 17 en casa de unos amigos, en el West Village) y cada noche quería llamarte. En fin, tendría que ponerme a contar la abismal distancia que se me suele abrir entre el deseo y el acto. Es mi herida central y también, supongo, el lugar de donde manan los poemas (o uno de los lugares). New York me horrorizó; el Village apenas me hizo sonreír, y cuando tengas tiempo y ganas te ruego explicarme cómo es posible vivir en EE.UU. No fui a Harvard a ver a Yvonne ni a Iowa a verte a ti porque contaba los minutos que faltaban para huir de la Gran América. 
Por fin me fui a París, mi “patria secreta” (cierto París, naturalmente). 
Muchas gracias por tu cariño por mis poemas (el habérselos dado a Robert Bly es un ejemplo). En cuanto a mandarme las traducciones, me temo que mi inglés no sea suficiente. Claro es que mis amigos anglófilos podrían ayudarme pero te tengo confianza (y soy muy desconfiada) y creo que no hace falta mi visto bueno. Ahora bien: si para tu tranquilidad, preferís enviarme las traducciones, entonces hacelo cómo y cuándo quieras. 
A propósito de traducciones, he conocido y quedado en muy buenos términos con el Sr. José Castillo, del Center for Inter-American Relations, 680 Park Ave., New York, NY 10021. Él se ocupa de todo lo referente a la parte literaria. Cuando le di mi último librito manifestó su deseo de hacer traducir en revistas sus poemas. De modo que le interesaría mucho, imagino, relacionarse con vos y que tu envío de la revista de Bly con mis poemas sería una excelente oportunidad. 
Me alegra muchísimo el interés que despierta en Bly y en Porrúa tu antología latinoamericana. Lo que me cuentas sobre Sánchez Pelaez —dale, por favor, mis saludos más afectuosos y mi enorme admiración— que se instalará en Iowa City me lleva a pensar que debe de ser un lugar especial. tal vez algún día vaya yo misma, a escribir y a visitar papelerías de lujo. Siempre que no tenga que leer poemas ni dar conferencias. 
Me alegra, también, tu viaje a México. Te ruego saludar de mi parte a los Grandes, es decir: Leonora Carrington (a quien no conozco, hélas!), a mis amigos Ramón Xirau, Pedro Coronel y Mondragón, a mis admirados Homero Aridjis y Emilio Pacheco. Y si te aburres por no conocer gente grata y amable, andá a ver a mi amiga la cuentista Amparo Davila: 
Río de la Plata 14-1 
México 5, D.F. 
Y si podés, mandame una postal con un pajarito de muy vivos colores. Un abrazo


Alejandra


Montevideo 980 – 7ºC
Buenos Aires

Publicada en Bordelois, Ivonne: Correspondencia Pizarnik, Editorial Planeta, 1998.