Guayaquil (21 de octubre de 1953)

Te escribo la carta que leerás vaya a saber cuándo desde mi nueva posición de aventurero 100 %. Mucha agua corrió bajo los puentes luego de mi última noticia epistolar.

El grano es así: Caminábamos un poco añorantes de la amada patria, Calica, García (una de las adquisiciones) y yo. Hablábamos de lo bien que estarían los dos componentes del grupo que habían conseguido partir para Panamá y comentábamos la formidable entrevista con X.X., este ángel de la guarda que me diste, lo que te cuento luego. El hecho es que García, como al pasar, largó la invitación de irnos con ellos a Guatemala, y yo estaba en una especial disposición psíquica para aceptar. Calica prometió dar su respuesta al día siguiente y la misma fue afirmativa, de modo que había cuatro nuevos candidatos al oprobio yanqui. Pero en ese momento se iniciaron nuestras desdichas en los consulados, llorando todos los días para conseguir la visa a Panamá, que es el requisito que falta, y después de variadas alternativas con sus correspondientes altibajos psíquicos pareció decidirse por el no. Tu traje, tu obra maestra, la perla de tus sueños, murió heroicamente en una compraventa, y lo mismo sucedió con todas las cosas innecesarias de mi equipaje, que ha disminuido mucho en beneficio de la alcanzada (suspiro) estabilidad económica del terceto.

Lo concreto es lo siguiente: si un capitán semiamigo accede a hacer la matufia necesaria, podremos viajar a Panamá García y yo, y luego el esfuerzo mancomunado de los que llegaron a Guatemala, más los de aquel país, remolcarán al rezagado que queda en prenda de las deudas existentes; si el capitán de marras se hace el burro, los mismos dos compinches seguirán con rumbo a Colombia, quedando siempre la prenda aquí, y de allí partirán con rumbo guatemalteco en lo que dios todopoderoso ponga incauto al alcance de sus garras.

Guayaquil 24, después de muchas idas y venidas y de llamar harto, más meter un perro discreto, tenemos la visa a Panamá. Salimos mañana domingo y estaremos el 29 a 30 por allí. Escribí rápido al consulado.

Ernesto

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