Otro campeonato mundial

El doctor Jorge Alberto Carrazzoni, vicedecano y profesor de la Universidad Privada de Morón, que vive en Montevideo 665, señala en su carta:

“Yo también he sido testigo presencial del hermoso espectáculo futbolístico ofrecido al mundo, que acaba de finalizar. Evidentemente, es un triunfo que lo merece la Argentina ; un triunfo, repito, de la fe, de la confianza de todo un pueblo, y ensancha mi corazón.

“A hora muy temprana concurrí al estadio de River Plate, con mis dos hijos, a presenciarlo, y he gritado también con esa muchedumbre enfervorizada por esta Argentina –vuelvo a repetir-, pero grande y poderosa, de la que me enorgullezco de ser parte por gracia de Dios, Nuestro Señor. Feliz por ella; contento por esa demostración de unión de mis conciudadanos por alcanzar ese ideal: ver triunfar a nuestro cuadro deportivo, con los colores nuestros, azul y blanco que Belgrano nos legara. Demostración que contrasta con la campaña tendenciosa y difamatoria con la que nos quieren avergonzar algunos de adentro y, los más, de afuera, sin alcanzarlo y menos ahora. Ignorando, pareciera, que no en balde somos como “hijos adoptivos” de un San Martín, Sarmiento, Mitre y tantos otros que se sacrificaron para legarnos esta tierra bendita, como una prueba sublime de tesón y abnegación, robando horas al sueño para liberarnos y enalteceros.

“Como vicedecano y profesor de la Universidad Privada de Morón, que satisface una necesidad del Oeste, les he hablado a mis alumnos, diciéndoles que no solamente debían estudiar como hombres adultos, casados la mayoría de ellos, que luego de la jornada de trabajo y a hora no muy usual concurrían tesoneramente para conseguir el título profesional. Les repetía lo que la vida me enseñó, que éste, en principio, no es más que una prueba de conocimientos y que debían convalidarlos con su capacidad, ya sea en el trabajo o en una empresa.

“Pero todo esto me sugiere que este acontecimiento de tanta valía debiéramos aprovecharlo para unirnos definitivamente en el campo en que actuásemos, codo a codo trabajando, para estar unidos para siempre, por alcanzar aquel mismo ideal de grandeza. Ya lo dijo Hernández en su “Martín Fierro”: “Los hermanos deben ser unidos, en cualquier tiempo que sea, ésa es la ley primera, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera” (palabras más, palabras menos). Que debemos apartarnos un poco de la idea que todo debemos esperarlo del Estado. A éste, no se concibe solo, sin que el pueblo lo acompañe y viceversa. Es de todos conocido.

“Los pueblos de Europa, que estuvieron en guerra, se levantaron mediante el esfuerzo mancomunado y solidario de sus hijos. ¿Por qué entonces nosotros no propendemos cada día más a trabajar, luchando, para evitar esta inflación que nos carcome los bolsillos, produciendo más, cada vez más?

“Hacen falta hospitales, casas, mejorar los ferrocarriles, teléfonos, servicios de colectivos, etc. Propóngase soluciones. Que el jornalero no esté pendiente del reloj para terminar su tarea diaria. Que el agricultor que trabaja de sol a sol vea compensado su sacrificio. Que los que tengan más aporten más; que los que tengan menos colaboren para la patria común de los argentinos.

“Mejor que yo lo piden aquellos venerados prohombres que nos dieron todo sin reclamar nada, cuando estaba en juego precisamente la vida misma de la Nación , con el fin de que exista una conciencia colectiva de que la justicia y el progreso sólo se alcanzarán del todo cuando se logre el valor inmanente y sagrado de las instituciones formadas al calor de nuestra historia.

“Entonces habremos ganado otro campeonato mundial”.

Publicado en el diario La Nación de Buenos Aires el 1 de julio de 1978.