Un abuelo feliz

Con este título encabeza su carta el señor Máximo F. Daglio, domiciliado en Curapaligüe 173, en la que señala: “Me llamo Máximo Daglio, tengo 73 años, tengo 5 nietos, pero 3 en condiciones de presenciar la Apertura del Mundial 1978.

“Tanto mi esposa como yo amamos muchísimo a nuestros nietos. Yo tenía un enorme deseo de que, con mis nietos, debíamos estar presentes en la inauguración, ceremonia que resultaría histórica.

“Cuando el Banco Nación anunció la venta de entradas, fue tal mi deseo que me levanté a las 3, llegué al Banco a las 4 y me sorprendió ver a mucha gente que cubría toda la manzana del Banco más 2 cuadras por 25 de Mayo. Todo esto no me desanimó; con toda paciencia y cariño, luego de 9 horas de estar parado, llegué a la ansiada entrada del Banco y conseguí del lado Este 4 entradas para River y 4 para Vélez. Me sentí cansado pero lleno de felicidad, llegó el ansiado día 1º de junio y 5 horas antes de comenzar fuimos de los primeros en entrar, con un gran bolso de merienda, preparado por la abuela.

“Todo fue tan ordenado, que vivimos alegremente, cuando llegó la hora de la gran emoción. Empezaba el mundial… fue un confundir de abrazos y besos con mis nietos, hasta llorar de alegría, pues Dios nos había concedido la dicha de vivir y saber que mis nietos jamás se olvidarán, argentinos como el abuelo, de tal acontecimiento”

Publicado en el diario La Nación de Buenos Aires el 6 de julio de 1978