El marido de la peluquera

Patrice Leconte
Francia, Lambart Productions / TF1 Films / Sofica, 1990

El marido de la peluquera se trató de una película importante en su momento. Contaba con una trama inocente y melancólica, sin unas acciones demasiado progresivas más allá de los dos o tres que supone el comienzo y el final de la historia de amor. 
El hombre, Antoine, parece tener desde chico una dulce obsesión por las peluqueras. Describe esa fijación con la voz en off y los flashbacks, de los perfumes y los senos apoyados en su nuca, del manoseo cuando le lavaba el cabello y de la promesa que le dice a su padre, un santo día, cuando él le pregunta qué deseaba ser cuando fuese grande: “Marido de una peluquera”, le respondió.
Cuando niño, la peluquera que visitaba y miraba a través de la vidriera, decidió matarse con un cóctel de barbitúricos. Cuando grande, mientras recibe el corte del pelo por primera vez por parte de las manos de la bella Mathilde, él le dice: “¿Se casaría conmigo?”. En la película, las grandes cosas se deciden así, de sopetón.
Se casan, claro, y construyen un mundo perfecto de dos, donde no hace falta más nada. Tanto que reflexiona –como siempre, en off- diciendo que si él ve parejas que comparten con otros sus vidas en un paseo, por ejemplo, lo que muestran a las claras es que son una pareja carente de amor el uno por el otro. Ellos no necesitaban salir, compartir con nadie más que con ellos: se aman de a dos, se emborrachan con colonia de a dos, y de a dos bailan con espasmos las danzas árabes que sacan de un viejo casete.
La carta aparece cuando él la lee, al final, porque ella la dejó, porque no soportó el miedo a que ese mundo perfecto acabara, que él la dejase de amar, que la princesa volviera a ser la cenicienta. Y eso le dice la carta, antes de tirarse al río una noche de lluvia, y mientras él la lee ve cómo la carroza se vuelve zapallo, el caballero en ratón.
“La peluquera ya va a volver”, dice en la última escena, el pobre.

La carta final de Mathilde para Antoine: “Mi amor, me voy antes de que te vayas tú, me voy antes de que dejes de desearme, porque entonces sólo nos quedará la ternura, y sé que no será suficiente. Me voy antes de ser desgraciada. Me voy llevando el sabor de nuestros abrazos, llevando tu olor, tu mirada, tus besos. Me voy llevándome el recuerdo de los mejores años de mi vida, los que me diste tú. Siempre te he amado, no he amado a nadie más. Me voy para que nunca me olvides” 
  
(M.N.)

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Título original: Le mari de la coiffeuse 
Dirección: Patrice Leconte 
Guión: Patrice Leconte 
Fotografía: Eduardo Serra
Montaje: Joëlle Hache
Música: Michael Nyman
Intérpretes: Jean Rochefort, Anna Galiena, Roland Bertin, Maurice Chevit 
Origen: Francia (1990) 
Duración: 80 minutos

Categorías: Películas