Amor mío: todas las pescaderías y las carnicerías del mundo me han enviado hoy en tu carta sus reservas de materiales podridos. Naufrago en una masa de gusanos aplastados, y con los ojos llenos de lágrimas inmundas empaño el azul purísimo del cielo.

Ya puedes tú ser del chivo, del puerco, del caimán y del caballo.

Juan José Arreola

Publicado en Confabulario, México, Fondo de Cultura Económica, 1961


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