Pasa y siéntate tranquilízate,
al fin ya estás aquí, que más te da,
imagínate que yo no soy yo,
que soy el otro hombre que esperabas ver.

Un desconocido que te ha escrito un verso
y te dibujo la luna en un trozo de papel,
un amante improvisado, misterioso, apasionado
que te dio una cita, en éste hotel.

Desnúdate ahora y apaga la luz un instante,
y hazme el amor como lo haces con esos amantes,
te juro que hoy es la última vez que te burlas de mí, 
que me engañas.

Y fueron mis manos las que te escribieron la carta
y han sido mis dedos los que te pusieron la trampa
y es mi corazón el que llora de pena por dentro,
pero te dejo y me marcho para siempre, para siempre.

Y fueron mis manos las que te escribieron 
las que te pusieron la trampa,
fueron mis manos las que te escribieron 
las que te pusieron la carta.

Pasa y siéntate tranquilízate,
al fin ya estás aquí, que más te da,
imagínate que yo no soy yo,
que soy el otro hombre que esperabas ver.

Un desconocido que te ha escrito un verso
y te dibujo la luna en un trozo de papel,
un amante improvisado, misterioso, apasionado
que te dio una cita, en éste hotel.

Desnúdate ahora y apaga la luz un instante,
y hazme el amor como lo haces con esos amantes,
te juro que hoy es la última vez que te burlas de mí, 
que me engañas.

Y fueron mis manos las que te escribieron la carta
y han sido mis dedos los que te pusieron la trampa
y es mi corazón el que llora de pena por dentro,
pero te dejo y me marcho para siempre, para siempre.

Fueron mis manos las que te escribieron 
las que te pusieron la trampa,
fueron mis manos las que te escribieron 
las que te pusieron la carta.

Fueron mis manos las que te escribieron 
las que te pusieron la trampa,
fueron mis manos las que te escribieron 
las que te pusieron la carta.


Javier Brizuela

Publicado en La Barra, La fiesta inolvidable, 1996


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