Roland Joffé

Reino Unido, Warner BROS., 1986

Por M.N.

El relato central de la película, el del avance de los bandeirantes, al servicio del imperio portugués, contra las misiones jesuíticas, está enmarcada por la extensa carta que el obispo enviado para ceder los territorios ocupados por las misiones le enviaría al Papa informándole de lo ocurrido en la zona. El obispo dicta a un secretario la carta con pesar y con culpa, evalúa lo que sucedió, la labor de la política de la iglesia inserta en las cuestiones de Estado de España y Portugal, la moral de los guaraníes, de los misioneros jesuitas, de él mismo. El obispo conserva la mirada perdida mientras dicta la carta, la que organiza el film y dictamina el fracaso de un proyecto que, por su propio éxito, no podía salvarse.
Antes de la expulsión, la resistencia espiritual y violenta –llevada a cabo, respectivamente, por el Padre Gabriel y Rodrigo Mendoza, un mercenario arrepentido-, el esplendor de la misión San Carlos, el Padre Gabriel llega un día y ejecuta el oboe sentado sobre una piedra y corriéndole el agua por sus pies: es el comienzo de la película, cuando se escucha diegéticamente la melodía que acompañará como leit motiv toda la película, lo que producirá el encantamiento, como el flautista de Hamelin, del salvaje hacia la cristiandad. Y, como en el cuento infantil, el final será la extinción: feliz allá en la ciudad alemana, triste acá en la selva del Iguazú.

Título original: The mission 
Dirección: Roland Joffé 
Intérpretes: Robert De Niro, Jeremy Irons, Liam Neeson, Aidan Quinn, Roland Pickup, Cherie Lunghi, Ray McAnally, Chuck Low 
Guión: Robert Bolt
Música: Ennio Morricone
Fotografía: Chris Menges
Paíse de origen: Reino Unido 
Duración: 120 min.

Categorías: Películas